Por Guillermo Cherashny.-

Con el acuerdo de Bonadío y Stornelli, el operativo macrista de blanquear la situación penal de Angelo Calcaterra, el primo presidencial, está teniendo éxito. En efecto, hasta el polémico juez Norberto Oyarbide se copió de Calcaterra y declaró que los K lo acogotaron para fallar a su favor, como dijeron los cuatro empresarios «arrepentidos», pese a que, según ellos, no cometieron ningún delito y serán sobreseídos en un futuro por la jueza electoral Servini de Cubría.

A la noche, el ingeniero Loson, dueño de Albanesi, también declaraba que fue obligado a hacer aportes electorales en años en que no había elecciones. Sólo falta que Stornelli declare que Julio de Vido lo obligó a ser ministro de Daniel Scioli y el juez Bonadío que fue obligado por el ex ministro de planificación federal a sobreseer los cuatro secretarios privados de Néstor Kirchner y a excluirlo del primer juicio de la tragedia de Once.

Esta farsa judicial montada sobre una operatoria real de coimas en la energía basada en el gas existió pero, por una acción conjunta de funcionarios y empresarios para pagar coimas a cambio de sobreprecios y no tuvo nada que ver con los aportes de campaña. Hasta el mismo Calcaterra dijo que aportó para la campaña para que le pagaran mayores costos, en una evidente metida de pata.

Está claro ya que la causa de los cuadernos se desencadenó unos días antes de la condena a Boudou, de la aparición de María Eugenia Vidal para blanquear su desaparición por días por los aportes truchos en la provincia de Buenos Aires y, por último, blanquear a Calcaterra, porque se vienen los datos de Odebrecht, donde Javier Sánchez Caballero recibió, en 2009, 20 millones de dólares de la constructora brasileña. Entonces saldrá Calcaterra a decir seguramente que Ricardo Jaime los obligo a él y a Sánchez Caballero a recibir la trasferencia de Odebrecht, si no se quedaban afuera del soterramiento del Sarmiento.

Si bien Bonadío, Stornelli, Clarín y La Nación se creen este cuento de hadas, los mercados no piensan lo mismo y el riesgo país llegó a los 619 puntos, récord absoluto del gobierno de Macri, y encima la nueva bomba financiera de las LETES sólo logró que se renueve el 54%, cuando se esperaba el 80%, y las acciones del Merval y Wall Street volvieron a caer fuerte. Así las cosas, el gobierno sigue pensando en las elecciones, tirándole tierra a Cristina para polarizar con ella mientras el país económico se le escurre entre las manos.

Share