Por Guillermo Cherashny.-

El tucumano José Francisco López se fue joven al sur y ya era Secretario de Obras Públicas del municipio de Río Gallegos en 2007, cuando Néstor Kirchner asumió como intendente, y ocupó ese cargo en la gobernación de Santa Cruz en los tres períodos de NCK. Y finalmente, los doce años y medio de Néstor y Cristina.

Siempre cultivó un perfil bajo. En esa estratégica secretaría tenía manejo directo con Néstor Kirchner y era el enlace con todos los intendentes en todo el país, especialmente los de la provincia de Buenos Aires, ya que, si alguien quería una obra, se la pedía a NCK y si éste si aceptaba lo mandaba con José López.

De Vido también tenía mucha injerencia en la adjudicación de obras públicas y tanto él como López nunca tuvieron la simpatía de Cristina quien, sin embargo, los confirmó en su primera presidencia, porque sabía que eran hombres de su marido y que manejaban la caja recaudadora.

A la muerte del ex presidente, contra lo que esperaban, se fortalecieron aún más, quizás porque los empresarios contratistas de la obra pública, nucleados en la Cámara de la Construcción, habían pagado el precio de «pertenecer» a ese selecto club que esquilmó a la Argentina con un presupuesto de 70.000 millones de dólares en 12 años y medio, aunque el neto de lo saqueado debe estar en el 15% de esa cifra total, ya que algo parecido se fue en energía y también en transportes. O sea, un total de cerca de 200.000 millones de dólares provenientes de las retenciones a la soja.

La detención ordenada por el juez federal Daniel Rafecas es sólo por el delito de enriquecimiento ilícito, que rara vez tiene la privación de la libertad. Pero está claro que en lo sucedido en el monasterio de General Rodríguez el principal delito cometido al hallarse casi nueve millones de dólares en varios bolsos es lavado de dinero, sobre el cual habrá que averiguar el delito precedente, además de evasión fiscal.

El monasterio de la Virgen de Fátima es una casa de retiro de carácter privado donde vivía y falleció en abril pasado Monseñor Rubén Di Monte, Arzobispo de Mercedes-Luján desde fines de los noventa hasta el 2007, cuando se jubiló por cumplir 75 años. Antes fue obispo de Avellaneda y era un importante prelado que estaba muy conectado con el cardenal Sodano, entonces Secretario de Estado del Vaticano y, por ende, enemigo del Cardenal Jorge Bergoglio, a quien desde Roma lo querían jubilar.

Di Monte era un conservador a ultranza, con excelentes relaciones con el menemismo y, cuando asumió el kirchnerismo, Julio de Vido, que es un católico practicante, aceptó su pedido de reformar la Basílica De Luján, la más importante del país y, a partir de ahí, trabaron una excelente relación, también con un obispo cercano a Di Monte como era Oscar Sarlinga, Obispo de Zárate-Campana.

Cuando Di Monte se retiró, se fue a vivir a la Casa de la Virgen de Fátima y seguramente en los últimos tiempos, dada la confianza que tenían con el Julio de Vido y José López, es muy probable que usaran como aguantadero esa casa privada donde vivían dos monjitas de más de noventa años.

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