Por Guillermo Cherashny.-

El D’Alessiogate cada día tiene más derivaciones que complican al poder macrista, como lo demuestra la torpeza del presidente Macri al pedir la destitución por juicio político a Alejo Ramos Padilla, lo de demuestra que el poder tiene algo que esconder y también las diputadas Carrió y Olivetto, quienes tendrían como fuentes a dos militares que tendrían contacto con el falso abogado, como se recuerda una vista de Carrió a Paraguay cuando se reunió con un militar argentino para que le diera información sobre el tráfico de marihuana por la hidrovía, tema sobre sus conclusiones con que la chaqueña viene amenazando hace más de un año y donde incorporó a Florencia Arietto, quien ingresó al Ministerio de Seguridad para investigar el tráfico en la hidrovía.

Pero el primer contacto del falso abogado y agente inorgánico de inteligencia habría tenido una relación de trabajo con el Dr. Dalmau, ex jefe de contrainteligencia durante año y medio y colocado en ese cargo por Silvia Majdalani, la número 2 de la AFI.

También Patricia Bullrich habría recomendado a Juanjo Aranguren para que Marcelo D’Alessio ocupara un cargo en el directorio de Enersa, que duró siete días porque el ex Secretario de Energía en una semana lo echó del cargo porque había estado en la época kirchnerista. Sin embargo, D’Alessio se las ingenió para participar en la entrega de Ibar Pérez Corradi, el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez quien, al ser extraditado desde Paraguay, la ministra de seguridad dijo que: «Aníbal Fernández debía buscarse un buen abogado». Como se sabe, Pérez Corradi no implicó al quilmeño y también intervino en la entrega de Marcelo Mallo, implicado en el doble crimen del narcotráfico apareciendo en un video con Patricia Bullrich. Simultáneamente, el personaje con estos contactos de primer nivel decidió formar una pyme extorsionado a empresarios que el conocía y que podían estar implicados en causas penales, a los cuales les pedía centenares de miles de dólares, aunque en estas extorsiones sus contactos con Majdalani ni Bullrich participaban de esos aprietes y solamente eran «girados» por el personaje que armó un organización de inteligencia paralela, cuyos servicios serían requeridos por la AFI y Seguridad.

D’Alessio está estrechamente vinculado al empresario Mario Montoto pero el presidente de la Cámara de Comercio argentino-israelí no está en estas actividades de inteligencia paralelas y sólo ofreció al personaje como un experto en narcotráfico que Majdalani, Bullrich, Carrió y Olivetto «compraron» sin tomar recaudos que era un personaje que abusaba de su confianza, lo cual demuestra la inexperiencia e ingenuidad -por ser livianos- de estas importantes mujeres con altos cargos en el gobierno.

Así también, con el negociado del gas licuado, tomó confianza con el fiscal federal Carlos Stornelli, quien también cometió la imprudencia de darle confianza y, lo más grave, parecería que le pidió al personaje que hiciera cámaras ocultas con abogados defensores. Pero el caso más grave es la reunión que tuvo que el líder de los monos -los traficantes rosarinos- para implicar al gobierno socialista y favorecer de este modo a Cambiemos. Cada día aparecen más «operaciones» de inteligencia del personaje, que demuestran una gran trama de espionaje que afecta el estado de derecho.

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