«La corrupción es el cáncer de la democracia», afirmó el peronista Oscar Lamberto, quien asumió la presidencia de la Auditoría General de la Nación (AGN) luego del malogrado paso de Ricardo Echegaray por ese mismo cargo. Lo curioso es que lo dijo sin pestañear, todo un dato que la National Geographic deberá tener en cuenta a la hora de estudiar la flora y fauna de la política argentina.

Cuando Lamberto pronunció la desafortunada frase, estaba junto a Scioli, Gioja, Caló, Abal Medina y Recalde, lo cual convirtió su declaración en el oxímoron político de la semana. Una foto con tamañas figuras lo dice todo, y si no, habrá que fijarse en Google, el gran buchón del Siglo XXI, las denuncias de corrupción que pesan sobre las desvencijadas espaldas de Gioja y Scioli que, paradójicamente, son los actuales conductores de corroído y marchitado Partido Justicialista.

En un rapto de lucidez sin antecedentes en la historia de la política criolla, Lamberto dijo que «siempre hay cosas que se pueden mejorar», en clara alusión a la paupérrima actuación de su antecesor, el hoy caído en desgracia Ricardo Echegaray.

Oscar Lamberto asumió en reemplazo del ex jefe de la AFIP, quien renunció a la presidencia de la AGN a principio de mes, debido a su implicación en dos causas judiciales relacionadas al gobierno anterior. Raro, un kirchnerista involucrado en una causa sospechosa.

Sobre su función, Lamberto precisó que si «por consecuencia de un trabajo la Auditoría encuentra delitos, tiene la obligación de denunciarlos». O sea que, tras perder el poder, los peronistas descubren que la corrupción existe y no es un invento fantástico del cineasta surrealista Eliseo Subiela.

Cuando la agencia DyN le consultó acerca de cuál es el estado actual del peronismo, respondió: «Siempre que se pierde una elección necesariamente se entra en un debate interno y en la necesidad de revalidar títulos y liderazgos», y reconoció que las denuncias de corrupción del gobierno anterior «no le ayudan al justicialismo». Con esos niveles de capacidad de deducción, no se entiende cómo fue que a Oscar Lamberto aún no le dieron el Nobel de Investigación y Ciencia por su aporte a la humanidad.

Acompañaban a Oscar Lamberto durante su asunción en la AGN, el presidente del PJ nacional, José Luis Gioja (causa coimas de las empresa Dallas Airmotive); el ex gobernador bonaerense y vicepresidente del PJ, Daniel Scioli (denunciado por Carrió por presunto lavado de activos, defraudación y enriquecimiento); el presidente del bloque de Diputados del Frente para la Victoria, Héctor Recalde (declaró un patrimonio de $36.000.000) y el senador nacional Juan Manuel Abal Medina (denunciado por tráfico de influencias ante AFIP en favor de un familiar).

En fin, cada quien elaborará sus conclusiones en base a la información disponible. Mientras tanto, y como si fuésemos presa de una fatalidad infranqueable, los argentinos y argentinas, es decir: todos y todas, seguimos buscando un horizonte que nos permita ver la luz al final del túnel. Si don Ernesto Sábato nos viera. (MDZ)

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