Por Silvio Pedro Pizarro.-

Según dice la corrupta ex vicepresidente, “todo tiene que ver con todo”, y es así nomás. No es casual que gran parte de su riqueza mal habida proviniera de ANSES, es decir, de la malversación y saqueo de fondos de los jubilados. Que ordenara el no pago de las sentencias judiciales de los mismos, para su aprovechamiento personal. Que la fuente de sus ilegítimos ingresos fuera el PAMI, a costa de la gente más anciana, indefensa e indigente, hasta el incalificable y lúgubre procedimiento de negarles medicamentos para enfermedades terminales, tomando de su listas fúnebres miles de muertos para hacerles recetas y realizar pingües negocios con las mismas.

Que se descubra ahora el tremendo desfalco varias veces millonario al IOMA, también con el desfalco a los enfermos, a los que se les privó de medicamentos y prótesis, para obtener espurias ganancias con su reventa.

Los ancianos y los enfermos fueron la carne de cañón del matrimonio Kirchner para acumular bolsas de euros de 500 que se pesaban como modo de conteo para ir llenando las cuevas y bóvedas diseminadas en sus campos y diversos paraísos fiscales.

Cómo extrañarse de estas maniobras macabras, si apareció ayer la noticia en el diario francés Le Monde de que se han descubierto cuentas off shore en Panamá a nombre de los Kirchner, ocultas detrás de organizaciones humanitarias, una de ellas nada menos que la Cruz Roja. El diario reveló documentación y describe a Cristina Fernández y a su esposo como “el clan Kirchner”, citando a las sociedades de los mismos, Aldyne Ltd. Y Garins Ltd. en las islas Seychelles. Es un montaje que sirvió para desviar decenas de millones de dólares de fondos públicos en Argentina como el “botín del Estado”.

En verdad fueron por todo con una mueca siniestra de burlarse de lo más sagrado, el anciano, el enfermo y los muertos. La sociedad idiotizada y drogada nunca quiso ver esta oscura faceta de la mafia enquistada en el poder. Recapacitando podrán recordarse ahora sus continuas e injustificadas ausencias en todas las catástrofes, incendios, inundaciones y accidentes sufridos en el país. Se recordarán ahora las palabras fúnebres de consuelo nunca pronunciadas en las muertes ocurridas en Once, en Cromañón y en diferentes siniestros, en especial por la muerte del fiscal Nisman, donde resultó inexplicable la falta de palabras de condolencia a la familia y la indiferencia total ante un suceso que merecía actos de duelo oficial.

El placer de la venganza al someter a juicios ilegítimos a militares llamados represores por crímenes de lesa humanidad que se les imputan después de cuarenta años de una guerra ordenada por un gobierno constitucional y en la cual vencieron a los terroristas que luego formaron parte de su gobierno. Ordenó su detención en cárceles malolientes, sin atención medica, a pesar de su edad avanzada. Otra vez ancianos y enfermos jugaron un papel para satisfacer sus malignos sentimientos.

Por último, no es un dato menor tener presente el agravio de la ex presidente a los jubilados cuando los trató de “buitres y “caranchos” después de haber vetado el 82% aprobado por las dos Cámaras del Congreso.

Ante tantas evidencias que nos llenan de espanto, no sólo por la desmedida corrupción de los Kirchner sino por la crueldad de todos sus actos y omisiones, ¿despertará la sociedad de su prolongado letargo para exigir el castigo de los culpables?

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