Por Carlos Tórtora.-

Las causas sobre Río Turbio y la compra de gas licuado son las que hoy llevan la delantera en las investigaciones sobre los actos de corrupción de Julio De Vido. Sin embargo -y como señalaron en las últimas horas- uno de los negociados más importantes del kirchnerismo, realizado con el fideicomiso argentino-venezolano.

De Vido fue promotor de la relación con los gobiernos Chávez y Nicolás Maduro. Fue señalado de crear una embajada paralela y llenó de discrecionalidad la agenda bilateral, manejando fondos multimillonarios.

Acá exponemos tres de los casos más sonados de corrupción que estuvo involucrada la mano de De Vido con el chavismo:

La maleta de los 800 mil dólares

El 4 de agosto de 2007, el empresario Antonini Wilson arribó a la Argentina procedente de Venezuela o con una valija que contenía más de US$ 790 mil, cuyo origen y finalidad se desconocían, sin cumplir con los trámites legales respectivos. Tras su detención y posterior juicio, Wilson informaría que el dinero provenía de Venezuela y era para la campaña presidencial de Cristina Kirchner.

En el mismo avión viajaba el entonces funcionario público argentino Claudio Uberti, quien habría autorizado el embarque de Wilson. Uberti era titular del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI), dependiente del ministerio de Planificación que conducía Julio De Vido en aquel momento.

Wilson se encargaría además de informar que De Vido viajaba con él junto con dos funcionarios de la estatal petrolera venezolana PDVSA. Según su testimonio, De Vido era “el hombre fuerte de los contactos entre Venezuela y Argentina”.

Fideicomiso Argentina-Venezuela

El fideicomiso bilateral involucró a funcionarios de alto nivel de ambos países, entre los que se encontraba el ex ministro argentino.

El cierre del Fideicomiso Financiero Serie II (más conocido en Buenos Aires como PDVSA II), que llegó a manejar unos US$ 2000 millones, fue una de las ollas más fuertes de corrupción donde sobresalió el nombre de De Vido.

En un reportaje realizado por el diario La Nación se explica cómo las empresas argentinas que querían exportar a Venezuela debían ser habilitadas para ser imputadas al pago del fideicomiso por el Ministerio a cargo de De Vido.

Argentina importaba combustible y exportaba maquinaria agrícola -entre otros bienes- en un circuito sospechado de pago de “comisiones”.

El empresario argentino Juan José Levy, de la mano de José María Olazagast (ex secretario privado de De Vido) acumuló operaciones por más de US$ 550 millones con Venezuela. Levy se dedicó a cultivar vínculos en el gobierno de Venezuela, donde firmó varios contratos y adendas para proveerle mercaderías que iban desde pañales hasta decodificadores de televisión digital.

Embajada paralela

El ex embajador argentino Eduardo Sadous denunció ante la justicia y ante el Congreso que mientras ejercía su tarea había una embajada paralela que, justamente, monitoreaba el ex ministro De Vido.

El ex embajador adjudicaba el control de la relación bilateral al ex titular del Organismo de Control de Concesiones Viales (OCCOVI), Claudio Uberti (el mismo que había participado en la maleta de los 800 mil dólares con Antonini) quien respondía a las órdenes de De Vido.

Sadous afirmó que empresarios afirmaron haber pagado coimas para exportar maquinaria agrícola a Venezuela.

El caso es que el Juez Federal Julian Ercolini quedó a cargo de la investigación de las coimas con Venezuela en el 2010. Y desde entonces, el expediente tuvo escasos avances pese a la gravedad incluso internacional del tema -o tal vez gracias a ella-hasta el punto que ahora se encuentra paralizado. Algunos analistas de este tipo de causas entienden que será muy difícil que la actual ola judicial no termine por arrastrar al escándalo con Venezuela. De así y teniendo en cuenta las pésimas relaciones entre Nicolás Maduro y Mauricio Macri, podría precipitarse una fuerte tensión bilateral ya que la justicia argentina se vería obligada a citar a funcionarios ex funcionarios y empresarios venezolanos.

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