Por Carlos Tórtora.-

La tormenta de corrupción que sacude al gobierno no es gratis. Uno de sus probables efectos es lavar -por contrario sensu– en alguna medida al cristinismo, que ya proclama que sus causas por corrupción terminarán siendo menos importantes que las del actual elenco gobernante.

El caso es que a la mala racha macrista se le sumaría ahora otra denuncia estratégica porque afecta directamente al propio presidente. Se trata de la presentada a fines del año pasado por los diputados del Frente para la Victoria Rodolfo Tailhade y Juan Cabandié contra Mauricio Macri, su padre Franco y el secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis, por los delitos de asociación ilícita, negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, defraudación contra la administración pública, y tráfico de influencias por el uso de aviones privados en beneficio propio. Los diputados advirtieron en su presentación sobre un posible “pase de manos” de la empresa aérea de los Macri, Macair, a la firma Avianca, ya que los integrantes del directorio continúan siendo los mismos. Avianca es una de las empresas que pretenden ingresar al mercado aerocomercial argentino. Cabandié y Tailhade también solicitaron que se averigüe si Macri influyó en la caída de los acuerdos entre Aerolíneas Argentinas y Sol, lo que llevó a esta última a poner fin a sus operaciones y así dejar la puerta abierta al desembarco de Avianca. La denuncia quedó en manos del juez federal Sergio Torres, quien trabaja junto al fiscal Jorge Di Lello. Los diputados del FpV le hicieron en su momento a De Andreis una solicitud de información pública, que el funcionario nunca respondió.

Inminente

Torres se encuentra actualmente de licencia, pero se dispondría a tomar medidas en la causa en las próximas semanas. El inminente escándalo internacional podría afectar al PRO en el frente que más procura cuidar -el externo- ante el recambio de las relaciones de poder que significa la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.

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