Por Guillermo Cherashny.-

Hay un asunto en común entre Mauricio Macri y Cristina Fernández. Se trata de los efectos que pueden tener en nuestro país las confesiones de los ejecutivos de la constructora brasileña Odebrecht con respecto a las coimas del soterramiento del Sarmiento donde, como confesaron los brasileños, se pagaron 35 millones de dólares en coimas por esa obra y otras más.

Los mails de la Policía Federal de Brasil demostraron que Mauricio Couri Ribeiro -de Odebrecht- le pagó a Javier Sánchez Caballero, CEO de IECSA -que hasta hace unos días era propiedad de Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri.

Es obvio que en junio del 2010 una suma importante en millones de dólares llegó a Néstor Kirchner vía Julio de Vido, con el conocimiento de la ex presidente. Pero como Odebrecht quiere seguir con el soterramiento y el gasoducto troncal de Córdoba -adjudicado el año pasado por Juan Schiaretti- le está ofreciendo al gobierno nacional no dar ningún nombre; es decir, no mencionar a los primos Calcatera, a CFK y a Julio de Vido, a cambio de seguir figurando en el registro de constructores y poder hacer obras nuevas, ya que tiene una nueva conducción que dice que después del escándalo inició un proceso de transparencia, por lo cual se quiere seguir presentando a licitaciones con intención de participar.

A Macri le viene muy bien que no impliquen a su primo Angelo Calcatera en las coimas y, si tampoco nombran a Cristina y Julio de Vido, no le molesta, porque ya tiene varias causas en las cuales los Calcaterra y Nicky Caputo están implicados, por lo cual los abogados del gobierno y de Odebrecht están por cerrar el acuerdo de impunidad.

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