Por Guillermo Cherashny.-

Las eventuales consecuencias de la revelaciones sobre las coimas de Odebrecht en la Argentina le traen preocupación a Marcelo Mindlin, un empresario del sector energético que obtuvo grandes subsidios en la era K y que, con el advenimiento de Macri como presidente, aumentó exponencialmente comprando Petrobras y otras empresas más del rubro energético y que últimamente habría comprado la constructora IECSA de los hermanos Calcaterra, sobrinos de Franco y primos hermanos del presidente, que subió su valor porque durante el gobierno de Cambiemos le dieron dos obras importantísimas como los gasoductos troncales de Córdoba y el soterramiento del Sarmiento, en una UTE que ya integraban con Odebrecht, pero con la particularidad de que un DNU presidencial readjudicó por 3000 millones de dólares, cuando en 2008 se tasó en 1600 millones y en 2013 2000 millones de dólares.

El soterramiento es la única obra pública que tuvo una inflación en dólares de casi el 100%, un verdadero escándalo en el mundo occidental, salvo la tangente italiana, que volteó el sistema de partidos en ese país.

Como se sabe, una constructora vale por las obras públicas que le fueron adjudicadas y en este caso el presidente Macri se las adjudicó a sus primos, pero como se viene el vendabal de Odebrecht.

Ahora aparece Marcelo Mindlin como el principal empresario del país, por encima de Paolo Rocca. En la provincia de Río Negro se dice que Mindlin sería testaferro de Joseph Lewis, el magnate británico dueño de Lago Escondido, que fue socio de Mindlin en Edenor y en Pampa Energía.

Hace un mes, la Policía Federal de Brasil denunció que Odebrecht Brasil le envió 20 millones de dólares a la empresa IECSA de los Calcaterra y en los cinco mails se menciona a Javier Sánchez Caballero, ex CEO de IECSA. Mindlin, cuando compró IECSA y la transformo en SADEC, lo primero que hizo fue desprenderse de Sánchez Caballero. Se supone que lo hizo porque el escándalo Odebrecht lo puede salpicar.

Sánchez Caballero trabajó con la familia Macri y SOCMA hace más de 30 años y sería el «pato de la boda», es decir, el gerente infiel que se quedó con la coima de Odebrecht para que los Calcaterra y Mindlin queden libres de culpa y cargo.

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