Por Carlos Tórtora.-

Tanto en la justicia federal como en el Ministerio del Interior monitorean con interés el inminente estallido del negociado de las boletas electorales, que este medio viene investigando en detalle. La multimillonaria defraudación involucraría a muchos partidos y consiste en rendir ante la justicia las cuentas de las PASO, presentando facturas por boletas que jamás se imprimieron y cuyos fondos fueron a parar al bolsillo de los dirigentes. Lo importante ahora es que esta semana los partidos deberán presentar sus informes finales de campaña y allí se consumaría el delito: la presentación de las facturas por boletas no impresas. La investigación que desarrollamos gira en torno al caso testigo del Partido Federal, que intentó cobrar en Buenos Aires 22 millones de pesos por impresión de boletas y luego -debido a un fallo reciente de la Cámara Nacional Electoral- percibió algo menos de 6 millones y cobrará otros 3 de la Junta Electoral de Buenos Aires por las candidaturas provinciales.

La conducción del Partido Federal, representada por Daniel Madeo y el ex juez Julio Cruciani (en otras épocas un luchador contra la corrupción) habría tomado esta semana la decisión de avanzar en la presentación de las facturas por boletas que nunca existieron.

En una tormentosa reunión de plana mayor realizada el martes pasado, acorralado por las pruebas publicadas, Madeo habría optado por la clásica salida de los delincuentes pescados in fraganti: acusar a sus denunciantes, en este caso el autor de esta nota. Madeo, un falso licenciado en administración de empresas, para convencer a sus seguidores, que daban muestras de pánico, no escatimó en audacias. “Ya hablé con Adrián Pérez (Subsecretario de Asuntos Políticos) y con la Cámara Nacional Electoral. Nadie nos va a molestar, así que vamos a seguir adelante”. Lo cierto es que, acorralado, Madeo le habría pedido ayuda a sus amigos el intendente platense Julio Garro y su mano derecha, el ex diputado provincial denarvaísta Fernando Rozas. Su objetivo sería contar con protección en los despachos de Comodoro Py, donde quedaría radicada la denuncia por defraudación una vez que se consume el delito.

Simultáneamente y según fuentes de la Policía Federal, Madeo ya habría transferido la mayor parte de los fondos estafados al estado a cuentas bancarias en Curitiba (Brasil), adonde viaja permanentemente al departamento de su pareja. Uno de los temores de la mafia del Partido Federal es que, a raíz de las denuncias publicadas, las autoridades electorales bonaerenses retengan los fondos que le deben depositar al partido (segundo capítulo de la defraudación).

Lo que se viene

El negociado de las boletas tiene su punto débil, ante una investigación judicial, en la extrema dificultad de la imprenta que vendió las facturas por trabajos no realizados en demostrar que los mismos se hicieron. Es muy difícil disimular que no se compraron las muchas toneladas de papel necesarias para impresiones por varios millones de pesos. También tendrían que adulterarse las órdenes de trabajo, contar con declaraciones falsas de los encargados de la impresión y falsificarse registros y libros contables. Pero lo más importante es la ruta del dinero. ¿Ingresaron a las imprentas comprometidas todos los fondos por las boletas inexistentes? Y si así fuera, quedarían huellas de que se trató de una burda simulación, ya que la misma plata volvió a salir como pagos sin causa a Madeo y compañía.

Con esta matriz delictiva, el estado pierde cientos de millones en cada elección nacional, que pasan a engrosar los bolsillos de la política corrupta.

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