Por Guillermo Cherashny.-

Hace más de un año el destacado colega Hugo Alconada Mon denunció a Gustavo Arribas, jefe de la inteligencia local, por el cobro de 650.000 dólares en coimas del llamado «lavajato», es decir, de coimas vinculadas o Odebrecht por una declaración del arrepentido Fernando Meirelles y Arribas dio explicaciones contradictorias pero extrañamente el juez Canicoba Corral lo sobreseyó sin investigar y el fiscal de cámara Germán Moldes no apeló, con lo cual la Cámara Federal no intervino pero el fiscal de investigaciones administrativas apeló, pero Casación le negó personería para actuar aunque igual apeló ante la Corte Suprema de Justicia, que todavía no resolvió.

En tanto, ayer el subjefe de la policía judicial de San Pablo declaró que Gustavo Arribas cobró 850.000 dólares en coimas provenientes de facturas truchas para generar dinero en negro por contratos en la recolección de basura. De inmediato Gustavo Arribas desmintió nuevamente como un año atrás, diciendo que recibió sólo 70.000 dólares provenientes de la venta de muebles de su propiedad. Pero esta vez desmiente versiones periodísticas, aunque en realidad lo está acusando la policía judicial de San Pablo, por lo cual no es lo mismo, y este asunto lo seguirá complicando y probablemente, aunque le disguste al presidente, tendrá que entregar su cabeza.

Arribas tiene un pasado turbio vinculado a la compra-venta de jugadores de fútbol, actividad muy vinculada al lavado de dinero, y resulta curioso que cuando el gobierno acusa a los Moyano de lavado de dinero en el club Independiente aparece esta acusación de la Policía Judicial de Brasil implicando a su íntimo amigo, que vive en su propio departamento de la Av. Libertador; o sea, es un grave problema para el presidente Macri.

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