Por Jacinto Chiclana.-

No sería temerario afirmar que más de la mitad de los argentinos esperan ansiosos el 1 de marzo, para escuchar de boca del Presidente, su memoria sobre el estado de la Nación.

Escuchar sin anestesia ni cortapisas en qué situación se recibió el país, no sólo en lo que se refiere a las cuentas públicas y sus desmanejos, sino además un detalle, lo más pormenorizado que permita la circunstancia de dar inicio a la labor parlamentaria, sobre el desmadre de ministerios, secretarías y otras oficinas del estado, conquistadas a hierro y fuego por las huestes del régimen recientemente fenecido, cultores acérrimos de la teoría que sostiene que el estado pertenece sin límites a quien se encarama en él.

Casi podría afirmarse que la totalidad de aquel 51 y pico por ciento que, junto con el sobre, puso dentro de la urna su esperanza de terminar con el latrocinio y el saqueo, espera con unción religiosa que se le cante la justa, que nos expliquen por qué estamos como estamos y cómo se armó la ingeniería diabólica para que existan y convivan, tantos Boudou, tantos Jaime, tantos De Vido, tantos Fernández y tantas salas.

Todos queremos saber, de una vez y para siempre, no sólo por qué fue posible que la jefa de una banda norteña se quedara con decenas de millones de pesos, sino también quiénes fueron los funcionarios cómplices que, entre otras cosas, autorizaron que un grupo de amanuenses interesados sacaran bolsos enormes repletos de billetes de guita que nos pertenece a todos, de un solo saque y a la vista de quien quisiera mirar.

Necesitamos saber con la misma avidez de agua en el desierto, cómo lograron anestesiarnos para que permaneciéramos inertes durante largos años, mientras se lo llevaban todo y soportábamos como vicepresidente a un delincuente de cuarta, que falsificaba documentos para escamotearle un auto a su ex o vivía como Bob Esponja en un médano.

Precisamos que el Presidente nos diga de qué manera todos ellos se enriquecieron en pocos años, a contramano del resto de la sociedad desvalida, que hacía piruetas de circo para capear los azotes de la inflación que licuaba cada día nuestros ingresos.

Andan por allí anunciando que en el gobierno conviven hoy palomas y águilas.

Las palomas serían quienes quieren hacer borrón y cuenta nueva y pretenden que en dicho acto por demás significativo, el Presidente sólo mire hacia el futuro, en una suerte de indulto moral que abarque a todos los conocidos personajes que, muy lejos de mantener la bocota cerrada, anuncian hoy las siete plagas de Egipto y un inexorable destino de colisión y estrellamiento.

Parece ser que el asesor de la campaña, un tal Durán Barba, que bien podría marcharse a asesorar al candidato de algún país africano o mejor más lejos, en lo posible cerca del Círculo Polar Ártico, es uno de los que opinan de esta manera. Es una paloma.

Es de imaginar que no estará sólo en el apoyo de esta teoría del estilo avestruz, y vaya uno a saber por qué, esgrimen que un relato minucioso del calamitoso Estado recibido, podría interpretarse como “venganza”, “hacer leña del árbol caído”, “mirar hacia el pasado” y otras taradeces por el estilo, como si estuviéramos revisando el pasado en las épocas de Don Faustino Sarmiento y no de un pasado reciente que aún nos provoca un cierto ardor hemorroidal, en la frontera del huesito dulce con el gran cañón, donde se adivina el agujero negro no galáctico de nuestro cuerpo.

Y dicen también que están las aves de mirada rapaz, que quieren decir toda la verdad, sólo la verdad y siempre la verdad.

Nosotros, quienes votamos para que todo esto cambie, lo tenemos claro como agua de vertiente.

Somos halcones irritados que queremos saber la verdad. Prestos a volar en picada sobre los impuros que nos engañaron durante tanto tiempo y nos hablaban de un supuesto “modelo de inclusión” mientras la juntaban con pala.

Estamos muy lejos de perdonar, de tapar, de soslayar, de enmascarar todos los actos impuros y queremos, no sólo que vayan en cana: queremos que se les confisque y se recupere lo que se afanaron.

Así como la sociedad contempló impertérrita cómo la justicia perseguía a María Julia, convirtiéndola en chivo expiatorio de una década de afanos infames, queremos que la justicia persiga sin pausa ni descanso a todos estos ladrones, desde la cabeza que los capitaneaba, hasta el último correveidile que hacía de idiota útil y se quedaba con las baterías de los autos oficiales.

No somos tan idiotas como para no reconocer que también forma parte de la situación el tema del quórum en el parlamento, las necesarias inteligencias y pactos entre las fuerzas, para lograr la gobernabilidad imprescindible para poder salir a tomar aire y asomar la cabeza de este pozo en que nos ha sumido esta larga década de aislamiento y corrupción generalizada.

Todos sabemos que, aunque nos pese, es necesario convivir con los lobos, aunque los conocemos de sobra, sabemos que nos diezmaron las ovejas y que en cuanto nos descuidemos, seguirán sus instintos y volverán a asolar nuestros rebaños durante la noche, sin darnos descanso ni tregua.

Le vemos las enaguas manchadas, asomando al vestido, cuando Pichetto habla en el programa de Morales Solá y se queja de que en Latinoamérica se debe acabar con la cultura de perseguir ex presidentes y judicializar sus actos y medidas políticas. Sabemos a dónde apunta este lobo estepario, disfrazado ahora de democrático cordero, deseoso de transar para proteger a su dama, ante el riesgo de que deba rendir cuentas ante la justicia de los hombres.

Los que cargamos unos cuantos lustros sobre las espaldas, sabemos bien en qué terminan esos pactos de silencio: en que el que afanó a destajo se va a su casa a gozar de sus afanos, incursionando de vez en cuando en el arte de la política, dando consejos y definiciones a diestra y siniestra, en una demostración de absoluta inmoralidad compartida, entre él, descalificado de plano, y nosotros, que debemos escucharlo sabiendo que es un corrupto redomado.

No aceptamos debilidades de este gobierno.

No queremos transas raras.

Sabemos bien que, en cuanto se muestre el menor resquicio en el alambrado, avanzarán sedientos a retomar el poder y disfrazados de portadores de vocacionales “ambiciones políticas” e, inmoralmente aduciendo la “defensa del pueblo”, pretenderán trabarles las ruedas del carro y encarajinar lo más posible las cosas, en última instancia y si no les queda otro remedio, para retomar las huellas del saqueo en el 2019.

No se equivoque, Don Mauricio, al primer signo de debilidad que le detecten, volverán los vampiros chupadores de la guita del estado y no repararán en medios ni métodos para socavarle el piso y serrucharle el asiento.

Está usted ante un dilema, Señor Presidente: O pacta con el diablo para que éste le deje realizar algunas movidas en su tablero y decepciona profundamente a todos los que estamos esperando que nos cuente, sin pelos en la lengua, quiénes, cómo, dónde y cuánto se afanaron; o nos cuenta toda la verdad, pese a quien pese y embarre a quien embarre, colocando la piedra fundamental para que la justicia investigue, condene y recupere.

Estaremos todos expectantes, para ver hacia dónde inclina usted la balanza.

Para verificar si sólo es más de lo mismo o por fin ha llegado la hora para que suene el trueno del escarmiento y las futuras generaciones piensen cuatro veces antes de seguir el ejemplo de Jaime o Boudou.

Como en nuestra infancia estuvimos con las orejas bien pegadas a la radio Pagoda con verde ojo mágico, estaremos el primero de marzo, esta vez para verlo en el led 3D de última generación, cuando nos cuente con lealtad y patriotismo la verdad de la milanesa.

El pueblo de la Nación Argentina, en su mayoría, está esperando que esta vez suene un tiro pal lao de la justicia…!!

Si llegara a ser más fuerte el pacto espurio con los delincuentes… que Dios y la Patria se lo demanden…!!

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