Por Luis Américo Illuminati.-

Hoy en día la consigna del populismo y del comunismo es: “Tienes necesidades, satisfazlas a cualquier precio. Tienes tanto derecho como cualquiera. No dudes, aumenta tus necesidades y exige cada vez más. El Estado está para mantenerte sin trabajar. Y la masa cree que esto es la libertad sin advertir que es un espejismo. Entonces el resultado es la entropía social. La estupidez y la locura, dos hermanas mellizas, son las reinas idolatradas por los zombis, metamorfosis de seres que antes eran un pueblo. Si alguien cree que exagero, entonces vean lo que está sucediendo todos los días en la provincia de Kicillof. A toda hora como en una cruenta guerra ocurren bajas humanas que se cobra la delincuencia, aliada con el kirchnerismo, el leviatán del progresismo argento-woke.

Zombilandia

En esta misma página hará tres o cuatro años atrás, en tiempos de desgobierno y debacle kirchnerista, supe escribir una nota titulada: «Zombilandia», donde yo decía -y en ese momento parecía exagerado manifestar tal cosa- que, con la supresión del servicio militar obligatorio, la falsa doctrina zaffaroniana del garantismo «a ultranza», el nombramiento de jueces adictos, la falta de control aéreo y fluvial de nuestras fronteras y la impune instalación de la narcopolítica en la Argentina, traería aparejado con la venta, distribución y consumo generalizado de la droga un panorama apocalíptico, donde hordas de sujetos intoxicados intentarían tirar abajo las minadas murallas de la República como sucedió en el pasado con la borrachera ideológica de los montoneros y demás organizaciones terroristas que querían destruirla y que no se lo permitieron las Fuerzas Armadas; y hoy el odio, la ingratitud y la hipocresía le da de baja a 23 oficiales de aquellos que defendieron las murallas. Comparaba yo en esa nota algunas escenas de la película -mutatis mutandis- «Guerra Mundial Z», particularmente la toma de las murallas de Jerusalén. Por eso, coincido con Don Bernardino Montejano quien expresa: «Si existe hoy un hombre siniestro, perverso, egoísta, que encarna la corrupción y la irresponsabilidad en el gobierno bonaerense, tiene nombre y apellido, se llama Axel Kicillof. Enmascarado detrás del retrato de Juan Manuel de Rosas, préstamo de su compinche Alberto Fernández, observa como si fuera un espectador más y no el principal responsable, como todos los días se derrama sangre inocente en el conurbano.

Una carta de lectores del diario La Nación dice un ciudadano preocupado: “No se puede seguir así en la Provincia de Buenos Aires. ¿Cuántas muertes más deberán ocurrir para que alguien tome conciencia? Ante estos hechos diarios de inseguridad ¿no correspondería una intervención en el área de seguridad de la Provincia?»

En el mismo diario (31 de enero último) aparece una nota titulada: “Más muertos y heridos por el descontrol delictivo en el conurbano” referida a la escalada de violencia. Y el mismo editorial titulado: “Inseguridad: no más ideología ni chicanas políticas”, se refiere al tema y señala: “Nadie está hoy seguro de llegar sano y salvo a su casa”; “En el conurbano bonaerense se vive a merced de ladrones y asesinos cebados en años de ideología garantista que ha priorizado al delincuente sobre el ciudadano indefenso”; “Urge dejar de lado cualquier chicana política, hacer las modificaciones a la legislación que los expertos recomiendan, sancionar la ley de reiterancia para que el delito deje de ser una burla trasegando sin castigo las puertas giratorias de comisarías e instrumentar programas coordinados con las distintas áreas”. En dicha crónica se recuerda que una banda integrada por tres menores de 13 años y un adulto especializado en robos a muy mayores golpeó y maniató a una mujer de 92 años en su casa de Vicente López. Detuvieron al mayor, pero los menores quedaron libres, porque el proyecto de bajar la edad de la imputabilidad, al cual se opone el papa Francisco, espera tratamiento hace siete meses. En la unidad básica vaticana ¿habrán festejado la impunidad de los precoces delincuentes? No lo sabemos.

Sangre inocente, corrupción y miseria, tres logros de un gobierno en caída libre. En rigor de verdad, Kicillof no es un adversario, sino un “extranjero” del interior, un enemigo a quien combatir. Uno de los fragmentos de Heráclito dice que “el pueblo debe combatir por el nomos como por las murallas”, contra dos enemigos: el visible que intenta penetrar a través de las fronteras y el invisible, al cual Charles Maurras llamaba “el extranjero del interior”, que busca destruir el nomos¹, ese orden concreto, propio de cada ciudad, que incluía a la tradición, a las costumbres, a las leyes y que tenía un fundamento religioso, porque, como también expresaba el oscuro y genial filósofo de Éfeso, “todos los nomos humanos se nutren de un únicos Logos divino”, el cual los  nutre, los alimenta, los vivifica. A través de su torcido pensamiento y de su obrar, Kicillof se presenta como extranjero del interior, como enemigo del nomos¹ de los argentinos. Por eso busca destruir el cuerpo y el alma de la Patria, desde las cosas físicas de la economía, dilapidando su patrimonio, hasta la inocencia y la pureza de las nuevas generaciones enseñándoles, fuera de tiempo y lugar, prácticas sexuales, algunas contra natura. Axel, corto en estatura física y moral, muy alto en ambiciones, entuertos e irresponsabilidades, es un enemigo del orden natural y sobrenatural» (correo electrónico enviado al suscripto).

(¹) Aclaro que cuando Montejano habla del nomos -palabra de origen griego- se refiere a los códigos, hábitos y costumbres del comportamiento social, político y religioso construido históricamente por un pueblo.

Brújula o Veleta

«Entre ser un sujeto que va y viene, que se mueve en todas las direcciones y otro que marcha en una sola dirección, uno es como una veleta que lo mueve el viento y el otro es como la brújula que siempre busca el norte. Si tengo que elegir entre ellos, me identifico con este último» (Enrique Rojas, El hombre light).

Y ya que hablamos de carta o comentarios de lectores, es importante señalar que, con relación a mi nota: «Sorpresa, ingratitud e hipocresía» (Informador Público, 02/02/2024), un lector que no conozco sale en mi defensa cuando otro -que tampoco conozco- me acusa de ser «medio veleta» por haber criticado a Milei. Como los dichos de este último no me ofenden, y los del primero me hacen justicia, me permito, suprimiendo algunos epítetos fuertes, transcribir el comentario que tiene más visos de una carta que de un comentario dicho al pasar, fugaz como nube pasajera en un cielo despejado.

«Ni político, ni cura ni soldado» pero sí analfabeto, como dijo Unamuno: “No hay peor analfabeto que aquel que sabiendo leer, no lee.” Señor Anónimo cuya letra nos hace sospechar del felón de las mil caras, contrera sin fundamento, semi-troll (…), que lanza todo tipo de mentiras, pullas, patrañas pueriles e injurias que no firma para evitar ser querellado. Su propio aforismo: Ni político, ni cura ni soldado, trasunta su bajeza, su repugnante amoralidad. Si le dice «medio veleta» a Iluminatti es porque no entendió o no leyó que el articulista le dice a Milei el aforismo atribuido a Aristotéles: «Amigo de…., pero más amigo de la verdad». No le dirige a Milei una diatriba ni denuestos ni dicterios sino una parresia. Pero el intrigante, el cizañudo, eso se lo salteó porque es un tipejo -lamentable y patético bufón- que no le interesa la verdad, sino que su envidia, como dice el psiquiatra que lo trata, sufre el reflejo condicionado o Síndrome de Pavlov. Todos los que lo conocemos a Iluminatti sabemos cómo piensa. No es oficialista, ni peronista ni antiperonista, ni tercermundista o progresista ni bergoglista, antes bien es Anti-K a muerte. Y de la correcta lectura de su nota cuyo epígrafe anticipa la clave de su postura: «Sorpresa, Ingratitud e hipocresía». Sorpresa, igual que todos los ciudadanos que lo votaron a Milei, creyeron que sería la antítesis del kirchnerismo que motorizó leyes inicuas para perseguir «a los que en el pasado defendieron las murallas de la República de sus acérrimos enemigos que querían destruirla». Y resulta que el Señor presidente se da vuelta como una media y se pasa al bando contrario: los zurdos, hijos y herederos de los guerrilleros. Entonces señor Aforismo y Pajarón Anónimo de las mil caretas, ¿quién es el veleta, el inconsecuente, el infiel, Milei o IIuminatti? (Luis Piedrabuena, 02/02/2025 a las 8:52 PM. Informador Público).

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