Por Guillermo Tiscornia.-

En el transcurso del año 2011 cuatro jugadores de la selección chilena de fútbol, llegaron fuera el horario permitido -y en visible estado de ebriedad- de regreso a la concentración sita en el complejo deportivo Pinto Durán -Santiago de Chile- el por entonces entrenador y responsable de la selección mayor de Chile Claudio Borghi no dudó un segundo; inmediatamente separó del plantel profesional a esos cuatro jugadores; fue así que -disminuido en su potencial futbolístico- la selección viajó a Montevideo, Uruguay, a cumplir con un compromiso válido por las Eliminatorias -Brasil 2014-; sucedió que con cuatro goles de Luis Suárez la selección celeste derrotó por cuatro goles a cero a una disminuida versión futbolística de la “roja”.

Los cuatro jugadores chilenos involucrados en el comentado incidente fueron, entre otros Jorge Valdivia, Matías Fernández, y si no falla la memoria el propio Arturo Vidal.

Cabe destacar claras diferencias de criterio, en términos de convicciones, valores y seriedad profesional entre el entrenador de entonces -Claudio Borghi- y el actual responsable de la selección chilena -Jorge Sampaoli-; aquel privilegió la autoridad, el respeto hacia el grupo y al orden disciplinario; por el contrario Sampaoli privilegió la conservación del potencial futbolístico y mantuvo en el plantel a Arturo Vidal; jugador que hace pocos días colisionó su vehículo particular contra un tercer automóvil destrozando ambos vehículos sin que, gracias a Dios, nadie sufriera consecuencias graves.

Arturo Vidal, en un primer momento, visiblemente alcoholizado intentó amedrentar a los carabineros que atendieron el incidente (“vas a cagar a todo Chile”, espetó el astro de la Juventus a los carabineros); y sucede que Arturo Vidal es reincidente en ese tipo de episodios; en Italia protagonizó un incidente de similares características al sucedido en Santiago (Chile) conduciendo su vehículo en estado de ebriedad.

A su turno, el defensor chileno Gonzalo Jara -en partido válido por Eliminatorias- jugado en Santiago de Chile, “amasó” los genitales del delantero uruguayo Luis Suárez, forzando la reacción de éste y su expulsión; Jara reeditó esa metodología pero esta vez en el recto de Edinson Cavani con idéntica estrategia en una situación de mayúsculo escándalo que está dando la vuelta al mundo en los medios periodísticos y en las redes sociales.

Sin perjuicio de la fraudulenta terna arbitral comandada por el impresentable colegiado brasileño -Sandro Ricci- sólo restaría conocer hasta donde habrá llegado el importe cobrado en concepto de soborno por dicha terna arbitral para condicionar desde el mismo inicio del juego a la selección celeste y así garantizar el fraudulento pasaporte hacia las semifinales a la selección anfitriona.

La primer amonestación a Cavani fue arbitraria; ídem respecto del defensor Jorge Fucile (se advierte en las imágenes un inexistente contacto simulado por un delantero chileno al cual Fucile siquiera toca), ídem en la jugada que derivó en la segunda amonestación al mismo Fucile, donde el defensor charrúa desvía el balón hacia el lateral y Alexis Sánchez se dejó caer por encima del cuerpo de Fucile simulando un inexistente contacto con el defensor uruguayo.

Resulta toda una obviedad que la selección anfitriona debe, si o si, disputar la final del torneo sudamericano; intereses económicos así lo determinan; la demostrada fraudulenta conducción del ente rector del fútbol mundial (y sus apéndices continentales) así lo corroboran.

Y en el palco oficial del Estadio Nacional de Santiago de Chile, la Presidente Michelle Bachelet, festejando enfervorizada una más que cuestionable victoria roja sobre la celeste gestada merced a una terna arbitral también fraudulenta comandada por el impresentable colegiado brasileño Sandro Ricci; y merced a la permanencia en el plantel chileno de jugadores adictos a la bebida y a la sistemática incursión de sectores íntimos de los jugadores contrarios como clara metodología de provocación hacia el jugador rival.

¿Actuará acaso la Commebol “de oficio” en los casos de Arturo Vidal y de Gonzalo Jara como si lo hizo la FIFA con Luis Suárez?

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