Por Hernán Andrés Kruse.-

La noticia conmovió a todos los hinchas de fútbol, no sólo a nosotros, los hinchas de Racing. Es más, me atrevería a afirmar que conmocionó a la opinión pública en general. El pasado jueves 10 a la madrugada, Roberto Alfredo Perfumo, el gran mariscal del fútbol argentino, estaba cenando con amigos en un restaurante en Puerto Madero. En un momento decidió ir al baño y al regresar tuvo un aneurisma que le provocó la muerte en el acto. Su cuerpo cayó pesadamente sobre un mármol. Perfumo había compartido horas antes un programa de tango y fútbol en Radio Nacional con el conocido periodista Horacio Pagani y ese jueves tenía previsto participar en “Hablemos de fútbol”, programa que se emite por ESPN.

Toda la afición futbolística conoce de memoria la brillante trayectoria del gran mariscal. En 1966 y 1967 tocó el cielo con las manos al formar parte del mítico equipo de José. Ese extraordinario conjunto fue posible gracias a que Juan José Pizzuti supo situar en el lugar que correspondía a un grupo de notables futbolistas, entre los que sobresalía el mariscal. Quien lo definió muy bien como defensor fue nada más y nada menos que su compañero en la zaga central, Alfio “Coco” Basile: Perfumo, no se cansaba de repetir, era muy rápido, impasable en el mano a mano, era tan habilidoso como un delantero, le pegaba muy bien con ambas piernas y era un gran tiempista. Sólo le encontraba un defecto: el juego aéreo. Su juego era de una gran calidad pero cuando había que ser duro no tenía contemplaciones. Su lema era: pasa la pelota o pasa el jugador, pero nunca ambos. Roberto Perfumo fue fundamental en el Racing que armó Pizzuti. El estilo de juego que le inculcó el entrenador, “todos al ataque”, lo obligó a jugar de líbero, sólo apoyado por su gran calidad y ese gran arquero que fue Agustín Mario Cejas. El temple del gran mariscal fue puesto a prueba durante la libertadores de 1967 y siempre salió airoso. En esa larguísima competencia internacional (Racing jugó 20 partidos para coronarse campeón) el gran mariscal demostró que estaba llamado a ser uno de los mejores backs centrales de la historia del fútbol argentino (y quizás también del fútbol internacional). En la final del certamen el equipo de José se las vio con el feroz Nacional de Montevideo. En ese grupo comando jugaban, entre otras fieras, Ubiñas, Cococho Álvarez y Montero Castillo. Perfumo les demostró que él y sus compañeros eran tan guapos como los orientales. Racing y Nacional disputaron tres partidos que se asemejaron a guerras de la Edad Media. Al empatar sin goles en Avellaneda y Montevideo, debieron jugar un partido de desempate en Chile. Con goles de Raffo y Cardoso el equipo de José ganó 2 a 1 y se coronó campeón de América. Ese título le dio la posibilidad de jugar contra el campeón de Europa por el título intercontinental. Le tocó como adversario el Celtic de Escocia, que había derrotado en la final europea nada más y nada menos que al multicampeón Inter de Helenio Herrera. En Glasgow ganó el local 1 a 0. En Avellaneda, ganó Racing 2 a 1. El desempate tuvo lugar en el mítico Centenario de Montevideo. Fue la jornada más gloriosa de la historia de Racing. En una tarde diáfana y azul, once leones con la camiseta de Racing entraron a la cancha dispuestos a ser campeones: Cejas, Martín, Perfumo, Basile, Chabay, Cardoso, Rulli, Maschio, Rodríguez, Cárdenas y Raffo. Con once años recién cumplidos, tuve la inmensa dicha de ver por televisión el golazo inmortal del chango Cárdenas. Fue un misil que entró por el ángulo superior derecho del arquero Fallon. Iban once minutos del segundo tiempo. Más que un partido de fútbol, se trató de una guerra sin cuartel entre veintidós jugadores que se propinaron todo tipo de trompadas, patadas y codazos. Celtic, que era mejor equipo que Racing, salió a la cancha a guapearlo al equipo de José. Fue la peor de todas las estrategias posibles porque a ese Racing sólo se le podía ganar jugando al fútbol pero nunca de guapo. El Racing de Pizzuti fue el primer equipo argentino en coronarse campeón del mundo. A los pocos días, ya de regreso en la Argentina, Racing se midió con Independiente en la cancha del rojo. Antes de comenzar el partido el equipo de José dio la vuelta olímpica recibiendo una ovación de la parcialidad roja. Eran, qué duda cabe, otros tiempos. El Racing multicampeón siguió siendo protagonista en 1968 y 1969. En las semifinales de la copa libertadores de 1968 Racing se enfrentó con el bravo Estudiantes de don Osvaldo Zubeldía. Al ganar Racing en Avellaneda y el pincha en La Plata, hubo un desempate en el Monumental de River. Al empatar 1 a 1 ganó Estudiantes por diferencia de gol. Jamás olvidaré lo duro que fueron esos partidos. En realidad fueron épicos combates. A fines de ese año Racing disputó un triangular con Vélez y River para ver quién se consagraba campeón del Nacional. El equipo de José perdió los dos partidos consagrándose campeón por primera vez en su historia Vélez. En 1969 Racing disputó la semifinal del Metropolitano con Chacarita en la cancha de Boca. Faltando pocos minutos Chacarita anotó el único gol del encuentro lo que le permitió jugar la final con River en el Cilindro, consagrándose campeón. A fines de ese año se disputó un torneo a dos vueltas entre los campeones del mundo sudamericanos: Racing, Estudiantes, Peñarol y el Santos de Pelé. El certamen lo ganó Peñarol y Racing salió segundo.

Al poco tiempo el gran mariscal fue vendido a Cruzeiro, cuya máxima estrella en ese entonces era Tostao, titular del Brasil campeón en México (1970). Perfumo jugó cuatro años y fue campeón cuatro veces. De retorno a la Argentina fue tentado por Ángel Labruna para que formara parte de River, desesperado por ser campeón ya que llevaba 18 años de sequía. Casualidad o no, Perfumo fue el back central del equipo de River que en 1975 terminó con la malaria coronándose campeón del Metropolitano de ese año. Luego el gran mariscal se consagraría campeón del nacional de 1975 y del metropolitano de 1977. Con Daniel Passarella conformaron probablemente la mejor pareja de backs centrales de la historia de River. A mediados de 1978, decidió colgar los botines. Perfumo también brilló en la selección nacional en una época donde jugar en ese equipo era más una condena que un orgullo. El gran mariscal jugó en los mundiales de 1966 (Inglaterra) y 1974 (Alemania). En 1969 fue protagonista de la dolorosa eliminación en la cancha de Boca ante el mejor equipo peruano de la historia (año 1969).

Luego de superar el trauma del retiro el gran mariscal se dedicó a la dirección técnica. Logró sacar campeón a Gimnasia (lo que no es poco) y a Olimpia de Paraguay. También dirigió, como no podía ser de otra manera, al Racing de sus amores. Pero el fútbol, no fue su única preocupación. Estudió psicología social e incursionó, como comentarista deportivo, en la televisión. Fue coequiper de Víctor Hugo Morales en “Hablemos de Fútbol” y últimamente formó parte del elenco estable de Fútbol para Todos, tanto en la etapa kirchnerista como en la etapa macrista.

Perfumo fue idolatrado por los hinchas de Racing, amado por los hinchas millonarios y respetado por el resto de las hinchadas. El homenaje que le tributó Racing en el cilindro la noche del viernes 11 de octubre será imborrable. Antes de comenzar el partido contra Lanús, un gallardo Juan José Pizzuti ingresó al campo de juego acompañado por un nene que portaba la camiseta del Racing campeón de 1967. Pizzuti, que llevaba en una de sus manos un ramo de flores, se acercó a la mitad de la cancha donde lo esperaba una gran bandera que homenajeaba al gran mariscal. Al llegar a destino depositó las flores al lado de la bandera y luego volvió sobre sus pasos mientras era aclamado por los hinchas.

A Perfumo no solo lo aplaudieron en el Cilindro. También fue aplaudido por los hinchas de River y, por lo que pude ver en televisión, por los hinchas de San Lorenzo y de Newell’s. Lo más probable es que sea aplaudido por todas las hinchadas ya que con su elegancia, su coraje y su hombría de bien se ganó el respeto de todos. El gran mariscal, qué duda cabe, quedará para siempre en la memoria de todos los hinchas del fútbol argentino.

Share