Tras la caída del mandamás de la FIFA vendrá un verdadero cambio en el negocio del fútbol. ¿Cuáles fueron las verdaderas razones de la renuncia?

A pesar de que no aparece citado en la acusación presentada el pasado miércoles por la justicia americana, Joseph Blatter, que renunció hoy a su cargo de presidente de la FIFA, acaba de desatar todo un sacudón en el interior de esa institución.

El suizo explicó que su decisión se debe “al amor que tiene por la entidad” y considera que su renuncia era “lo mejor” para la entidad. Pero pasos como ese no son tomados como consecuencia de una simple reflexión humanista, sobre todo considerando que el pasado viernes Blatter se hizo reelegir ante los ojos indignados del mundo entero.

Detrás de su renuncia, que tuvo lugar solo cuatro días después de su nueva coronación, tuvo que haber presiones desde varios flancos. Según algunos analistas, la amenaza de ser vinculado con el proceso que adelanta el FBI habría podido ser una de las razones principales.

Este análisis tiene su sustento en el más reciente golpe que recibió Blatter: una denuncia que el New York Times hizo el lunes 1 de junio, según la cual su mano derecha, el secretario general Jérôme Valcke, habría hecho una transferencia de 10 millones de dólares “para el desarrollo del fútbol en el Caribe”.

Según investigadores citados por el diario neoyorkino, Valcke participó en el giro de ese dinero a cuentas administradas por el controvertido ex vicepresidente, Jack Warner, imputado por la justicia estadounidense y arrestado la semana pasada en Zúrich. El FBI tiene en la mira la operación bancaria que involucra a estos altos directivos, puesto que podría ser parte de un millonario soborno que recibió Warner por votar a favor de Sudáfrica en la carrera por el Mundial de 2010.

La FIFA precisó que este pago fue autorizado por el antiguo presidente de la comisión de Finanzas, el argentino Julio Grondona, fallecido el año pasado.

Por otro lado, la presión de las marcas anunciantes para que la FIFA cambie su rumbo aumentó en las últimas horas. Adidas –el gran patrocinador de esa institución– publicó un comunicado donde expresa su deseo de que “el fútbol vuelva a ser un ejemplo de transparencia para todos los jóvenes (consumidores) del mundo”. En el mismo sentido se han pronunciado McDonald’s o Hyunday.

Así, el escándalo llegó al círculo más íntimo de colaboradores de Blatter. Esto probablemente lo afectó y le hizo cambiar de parecer en el transcurso de los últimos días. El pasado viernes, él mismo había salido fortalecido por la elección y como había prometido “profundos cambios para recuperar la confianza de los fanáticos alrededor del mundo”, pero, al anunciar su dimisión este martes, su tono fue tranquilo y, si se quiere, incluso resignado.

Ahora que Valcke ha salido salpicado, el rey del fútbol Blatter parece estar quedando solo. Y esto abre la posibilidad de que la Justicia estadounidense se quiera ahora acercar a su trono. Su renuncia, en este escenario, podría verse como un movimiento estratégico para salvar responsabilidades y terminar como un nuevo ‘cooperante’ de los entes acusadores y así desligarse de algunas responsabilidades.

Temblor geopolítico

La salida de Blatter podría tener también implicaciones para los Mundiales de 2018 en Rusia y 2022 en Catar. Ambos certámenes han sido el foco de graves denuncias de corrupción y hoy son investigados por las autoridades suizas y estadounidense. Hasta ahora, el presidente de la FIFA se mantenía empeñado en que las acusaciones y críticas no debían afectar la organización de esas Copas Mundo.

Pero sin Blatter en el mando –y considerando que quien lo remplace deberá estar a la altura de las exigencias de transparencia de patrocinadores, futbolistas y miles de millones de fanáticos–, Rusia y Catar podrían entrar seriamente en duda como sedes. Si llegan a tambalear estos dos países, la situación podría escalar incluso a nivel político: ya la semana pasada el presidente ruso, Vladimir Putin, reaccionó agresivamente a la investigación de Estados Unidos.

Y aunque se han mantenido silenciosos, los cataríes saben que son unos de los únicos aliados de la Casa Blanca en Oriente Medio en tiempos en que esa región del mundo arde. Una acusación contundente contra ellos o contra Putin proferida por fiscales estadounidenses podría desatar un temblor geopolítico. (Semana)

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