Por Guillermo Cherashny.-

No había duda que cuando el presidente Macri vio en los diarios la foto de Marcelo Tinelli y Pablo Moyano perdió las casillas, como lo escribió ayer Carlos Pagni, ya que el fútbol para Macri es un territorio exclusivo de su jurisdicción, porque comenzó su carrera política en la presidencia de Boca Juniors. Así fue que Armando Pérez, el presidente de la comisión regularizadora de la AFA aprobada por la FIFA, a propuesta del presidente, quien veía a Pérez como un excelente administrador del club Belgrano de Córdoba pero con una personalidad soberbia y que, apoyado por el Presidente de la Nación, se quiso convertir en el nuevo Julio Grondona y tanto Marcelo Tinelli como Pablo Moyano, enemigos en la votación, empatados se sintieron destratados por Macri y se sacaron una selfie para demostrar que había un consenso mayoritario para llamar a elecciones en la AFA antes de lo que pensaba el presidente.

Ayer al mediodía, inesperadamente apareció en los medios Alberto Abad, el administrador de la AFIP, acusando de evasores de la seguridad social a todos los clubes de fútbol, aunque varios de ellos están en planes de regularizaciones pero quedó claro que Macri les mandó una integral impositiva para demostrar que el poder de la AFA sigue en las manos presidenciales. Ahora los clubes están avisados que, si quieren elegir un presidente sin acuerdo del presidente, habrá denuncias penales y quita del apoyo económico al fútbol profesional. Ahora les toca la respuesta a los clubes de fútbol y empieza otra vez un clásico del fútbol argentino, es decir Macri vs. Tinelli.

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