Por Juan José de Guzmán.-

Messi es el fútbol por antonomasia, de sus pies salieron las cosas más bellas que se recuerden repasando videos.

Quienes aman el arte de la estética con una pelota, o mejor abreviemos, quienes amamos el arte no podemos menos que caer rendidos a los pies de este genio que con un jugadón es capaz de colmar de belleza nuestro asombro.

Quienes amamos al adalid, capaz de levantar y colgarse a un equipo al hombro tal vez veremos en Diego Magno la antonomasia del líder que nos supo regalar belleza y fiereza a la hora de defender los colores de nuestra selección. Pero eso es otra cosa, única también. Hace poco lo despedimos, mal, como todo lo que hacemos últimamente los argentinos.

Hoy los diarios del mundo es probable que abran un paréntesis entre las penosas noticias sobre la pandemia que azota al mundo porque Barcelona y Lío se están despidiendo, sin quererlo ninguna de las dos partes, pero eso también es otra cosa. Porque lo que importa es todo lo que queda atrás de más de una década en que Messi nos hacía madrugar para no perdernos la función de gala que se desplegaba cuando los catalanes junto a él ejecutaban partituras inolvidables para quienes amamos el fútbol.

No quiero que te vayas, comienza “Regálame esta noche”, yo le pediría “regálanos tu magia, retrásanos la muerte”.

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