Por Guillermo Cherashny.-

Hace un mes, cuando Macri logró que la FIFA aceptara la comisión normalizadora de la AFA, presidida por su candidato Armando Pérez, presidente de Belgrano de Córdoba, secundado por su «amigo de la vida» Fernando Marín y donde quiso imponer un plan de austeridad más por marketing político que por otra cosa, no le importó incumplir su promesa de mantener el Fútbol para Todos y rápidamente armó una operación de prensa con periodistas importantes diciendo que faltan muchas cosas en el país para dilapidar dinero en mantener el fútbol. Y así, dijo que el fútbol televisado seguiría hasta fin de año y que después una empresa privada se haría cargo, manteniendo la televisación de todos los partidos hasta el 2019.

Ninguna empresa seria podría aceptar ese planteo si no se cobra un extra al cable para televisarlo, asunto que ya estaba claro, pese al costo político. Pero el presidente estiró la cuerda, ya que de acá hasta fin de año se necesitaban 1350 millones de pesos. Pero Macri se emperró en entregar sólo 900 millones, dejando sin financiamiento al fútbol de ascenso. Y estos clubes, manejados por Hugo Moyano y su yerno «Chiqui» Tapia, se plantaron y hasta hoy no se sabe si el fútbol empieza el fin de semana próximo, con lo cual pasarían tres meses sin fútbol televisado lo cual, sumado al tarifazo, el desempleo, la inflación y la recesión, hace un cóctel explosivo.

Hasta Carlos Tevez, el crack de Boca que Macri trajo de Italia, se solidarizó con los futbolistas del ascenso. Pero, si el gobierno no pone el dinero, el fútbol no arranca y sólo quedan horas o días para que el presidente, como hizo con gobernadores e intendentes, termine soltando el dinero que falta.

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