Por Guillermo Cherashny.-

Ya está claro que Martín Guzmán, el ministro de economía, no tiene ningún acuerdo con el FMI para firmar por la simple razón de que no tiene un plan económico, porque no sabe hacerlo y porque no tiene apoyo interno para elaborarlo. Es tal su soledad en el gobierno, que sobreactúa acusando a María Eugenia Vidal y Mauricio Macri de promover políticas antiargentinas, un disparate total viniendo del titular del palacio de hacienda para quedar bien con Kicillof, La Cámpora y Cristina, y al mismo tiempo destila odio contra Sergio Massa, porque dice que lo quiere reemplazar por Martín Redrado y se aferra a los pantalones de Manzur; y dicen que con su llegada el gran perdedor es Sergio Massa.

Como se ve, Guzmán está encerrado en su propia sarasa y, de ser el más racional de un gabinete de impresentables, ahora Juan Manzur es el único racional y el jefe del palacio de hacienda se transformó en un gurka cercano al núcleo duro K. En este esquema que detallamos el presidente Alberto Fernández es el apoyo exclusivo que tiene economía, pero su figura está desdibujada y no tiene ningún peso para decidir sobre el gabinete aunque tiene la lapicera.

Las encuestas prevén una derrota más amplia que en las PASO, con la posible pérdida del quórum en el senado y la primera minoría en diputados, lo que implicaría como imprescindible el acuerdo que propone Sergio Massa con la oposición y la designación de Martín Redrado con un plan económico consistente en 10 leyes para probar en el congreso, al cual ni Alberto Fernández ni Cristina ni La Cámpora se podrán oponer, porque será apoyado por los gobernadores, los intendentes y la CGT, porque, si no lo hacen, el país estallará por el aire.

Share