Por Guillermo Cherashny.-

No hay dudas de que la aprobación del acuerdo por el board del FMI aleja la posibilidad de una devaluación brusca en nuestro país, pero el dólar no sólo está atrasado sino que sigue el cepo cambiario, lo que aumenta los pedidos de importaciones y no crecen las exportaciones. Es verdad que se incorporaron 7000 millones de dólares a las reservas del BCRA, pero son DEGs del FMI, no billetes, y para seguir con la reactivación económica se necesitan dólares y, con un cepo cambiario y una inflación del 60% anual, no hay ninguna posibilidad de inversión extranjera o local y sin la moneda americana no hay importaciones para la industria, además de faltantes para la compra de gas licuado o gasoil para que no haya cortes de luz y gas para las fábricas u hogares. Sin embargo, el presidente piensa que todo está muy bien y así le dice su círculo íntimo, integrado por Santiago Cafiero, Julio Vitobello, Gabriela Cerruti, Vilma Ibarra y Matías Kulfas, entre otros, y, por tanto, no hay que cambiar el gabinete, porque los primeros en irse son los antes nombrados, que han demostrado su incapacidad. En cambio, Martín Guzmán cerró el acuerdo, negoció con el Club de Paría y antes tuvo éxito con los acreedores privados. Pero las altas tasas de inflación demuestran que su gestión es un completo fracaso y es obvio que hay que cambiarlo pero para mejor o para peor es la pregunta. Si los reemplazantes fueran Roberto Felletti o alguien parecido, mejor dejarlo; pero si hay que terminar con el flagelo de la inflación, que es la mayor preocupación de la gente, los nombres serían Martín Redrado o Emanuel Álvarez Agis. Pero el presidente totalmente fuera de la realidad de la calle y está contento con Guzmán.

Share