Por Guillermo Cherashny.-

Ante una pregunta periodística, Alberto Fernández, el presidente electo, afirmó que no le pedirá al Fondo Monetario Internacional los 13.000 millones de dólares que restan del total de 57.000 millones de dólares, como fue el préstamo original, cuyo último desembolso no se le otorgó al presidente Macri por incumplimientos en el acuerdo original. Esta opinión de Fernández podría interpretarse como que el «tapado» que piensa designar para el ministerio de economía sería Martín Guzmán, el economista argentino que enseña en la Universidad de Columbia, donde es adjunto del premio nobel Joseph Stiglitz. Guzmán es un experto en reestructuración o reperfilamiento de deuda soberana y a tal fin propuso ante las Naciones Unidas un plan para la Argentina para que reperfile por años su deuda con jurisdicción internacional de bonos privados, en los cuales no pagaría intereses ni capital por dos años y al mismo tiempo no le pedirá al FMI los desembolsos que faltan por 13.000 millones de dólares. La duda está ahora si el próximo gobierno negocia primero con el FMI o con los bonistas privados o lo hace simultáneamente.

La designación de Guzmán como ministro de economía con el fin de generar una negociación amigable con los acreedores privados abre la puerta para un superministerio de producción comandado por Matías Kulfas, quien tendría la difícil tarea de reactivar la economía, que lleva dos años de recesión, y en este sentido, el economista Rodolfo Santangelo, socio de Carlos Melconian, sostiene que el tipo de cambio está para resistir seis meses por el cepo y de este modo que no se fugue el superávit comercial, es decir, mayores exportaciones que importaciones y lo más importante es que señala que la base monetaria está en el menor nivel de la historia y, por tanto, se puede emitir y no provocar más el fenómeno inflacionario y podría haber una reactivación de la economía.

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