Por Domingo Cavallo.-

“En la década de Néstor y Cristina hubo algo que traspasó, alteró y vulneró a la sociedad argentina. Algo invisible a los ojos. Algo que no comprendemos bien. Algo que no refleja la macroeconomía. Ni tampoco la retórica política o el análisis sociológico. Algo ocultado por la propaganda oficial. Algo que hace fracasar los pronósticos económicos y políticos.

Hemos sido sometidos a un sigiloso pero feroz intento de alterar y cambiar de raíz nuestra esencia espiritual, los rasgos culturales, nuestra idiosincrasia, el modo de ser, pensar y obrar de los argentinos.

Hoy, en la escena pública y parte de la esfera privada, no actuamos del mismo modo con que lo hacíamos antes de la década. En la sociedad se ha abierto una profunda grieta: vivimos con temor a la agresión, las amenazas y la violencia.

El mandato sagrado, que el preámbulo ordena cumplir a los gobernantes, se ha violado impunemente. A pocos les interesa y nadie se da cuenta. Ya no constituimos una “unión nacional”. No se “afianza la justicia”. No se “consolida la paz interior”. No se “provee a la defensa común”. No se “promueve el bienestar general”. No se “aseguran los beneficios de la libertad”. Hasta se ha cambiado “la protección de Dios como fuente de toda razón y justicia” por la voluntad caprichosa y autista de quienes detentan el poder.

Por eso hay tanto enriquecimiento soez, suma injuria, violencia, inseguridad, crimen y narcotráfico.

Este fenómeno, que pasa inadvertido, podría definirse de manera simple y contundente. Ha ocurrido una profunda, sigilosa y constante mutación de la SINDÉRESIS, siendo sus inspiradores intelectuales los ideólogos Ernesto Laclau (1935-2014) y Heinz Dietrich Steffan (1943) La sindéresis es un término griego que significa la capacidad natural del ser humano para reconocer los principios morales, elegir el bien y rechazar el mal. Como dirían los analistas políticos: la sindéresis es el espacio donde se construye la acción humana inclusive la económica y política. Sin la sindéresis seríamos bolas sin manija, palurdos, brutos, grotescos, guarangos, necios o imbéciles.

El publicitado modelo nacional y popular ha demostrado ser un proyecto de cambio de principios éticos y de negación de la conciencia moral tradicional para convertirla en conciencia setentista, colmada de odio, codicia, violencia y revanchismo. Son como la Jihad islámica respecto de la pacífica cultura musulmana tradicional.

Han pretendido hacer un país fundacional distinto, negando la tradición e intentando hacer la revolución mediante la desvirtuación de las instituciones, el cambio violento de las leyes , la adulteración de la mentalidad popular , la sumisión de la justicia y el cambio de la conciencia moral.

Con paciencia y cierta dosis de memoria, podremos recopilar los principios morales que nos transmitían nuestros padres y que ellos recibieron de los abuelos. También podemos compendiar los anti-principios que hoy forman la sindéresis de la militancia, compuesta por turbas de aplaudidores y barras bravas que ocupan los patios de la Casa Rosada. Sarmiento los definiría como “Civilización o Barbarie”. Nosotros podemos decir que se trata de “Tradición o Revolución”.

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