El concepto de la criptodivisa y otros sistemas monetarios alternativos precedentes nació hace más de una década, pero su popularidad no ha llegado hasta ahora. Sus usuarios ven en ella un método sencillo y rápido de realizar transacciones a través de un dispositivo electrónico, como puede ser un portátil o un teléfono móvil, así como una forma de disponer de dinero sin ningún tipo de control institucional o político.

En Argentina también se está extendiendo el uso de la moneda digital, de modo que no sorprende que el país esté invirtiendo en nuevas tecnologías que puedan acercarla a la ciudadanía. De hecho, el país sudamericano se ha puesto a la cabeza del sector con una iniciativa que está llamada a cambiar para siempre nuestra relación con la divisa: la instalación de más de 4.000 cajeros automáticos que funcionan mediante blockchain y te permitirán comprar y vender criptomonedas.

Estados Unidos fue el primero en colocar máquinas de este tipo en sus ciudades, pero Odyssey Group en seguida se apresuró para traer esta red de cajeros tan especiales a Buenos Aires. El pueblo argentino ya puede disfrutar de ellos en la capital, Córdoba y Jujuy, como también pueden hacerlo los ciudadanos de más de otros 60 países.

Después de que el Banco Central permitiera la utilización de estos cajeros automáticos, se abrió camino a que empresas privadas invirtieran en la creación de estos dispositivos callejeros de los que los criptoactivos podrán echar mano para retirar tarjetas de prepago a usar para comercio electrónico o aprovecharse del servicio de micro préstamo que también ofrecen.

Lo mejor de todo es que estos cajeros no solo son compatibles con Bitcoin, sin duda la criptomoneda más extendida del momento, sino también con Ethereum y Litecoin. Habrá que esperar, sin embargo, a tener un servicio similar para los propietarios de la JasperCoin, una nueva criptomoneda desarrollada por un equipo argentino que teóricamente utiliza un minado más sencillo que las otras.

Existen evidentes inconvenientes de las monedas virtuales, como el hecho de que su valor está fijado solo por la ley de la oferta y la demanda y que, según algunos expertos, podría llevar a una crisis financiera que afectaría a todo el mundo. No obstante, no se le puede dar la espalda a proyectos innovadores que están cambiando el mundo y, hasta el momento, lo hacen avanzar.

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