Por Raúl Cuello.-

Desde hace poco más de cuatro décadas, a principios de los años setentas y luego de haber atravesado un período que se iniciara en los cincuentas durante el cual la inflación promedio fue de 30% anual en el marco de un escenario caracterizado por ciclos de “stop and go” signados por crisis de balance de pagos, nuestro país se viene desbarrancando y perdiendo posiciones en el mundo. Nos sobrepasan en resultados económicos (crecimiento, estabilidad y distribución de los ingresos) Chile, Uruguay, Bolivia, Perú y Colombia entre otros latinoamericanos.

Esta realidad no se condice en manera alguna con nuestra capacidad potencial de dar bienestar por lo menos al doble de nuestra población, que por además de ser poco numerosa (7hb/km2) está pésimamente distribuida ya que 21 millones viven en 4000 Km2 (incluye el Gran Buenos Aires, el Gran Rosario y el Gran Córdoba) de los cuales 3 Millones se encuentran en villas miserias. [i] Todo en un país de 2.746 M km2 que es un inmenso terreno baldío y que somos incapaces de gobernar desde hace casi un siglo.

¿Pero porque estamos como estamos? Sin que sean excluyentes, encuentro dos ejes fundamentales de nuestra decadencia: a) la Ley de Coparticipación Federal, que a mediados de los años 30s y por razones estrictamente fiscales decretó la abolición del Federalismo y nos convirtió en un país Unitario, gobernado desde el Poder Ejecutivo Nacional que con medios financieros logró que los Gobernadores se convirtieran, con muy pocas excepciones desde entonces, en amanuenses del Centro. La reforma de 1994 completó la obre desistucionalizante por razones político partidarias, b) la política de sustitución de importaciones delineada por razones coyunturales en los laboratorios de la CEPAL, pero que vino para quedarse.

A partir de (1973 comienzan los ciclos que cada diez años nos encuentran debatiendo en términos ideológicos la salida de nuestras frustraciones y así nos polarizamos entre liberalismo o neoliberalismo (sin que la mayoría entienda la diferencia entre uno y otro) y el populismo. En este punto me permito transcribir un párrafo de la nota de Emilio Ocampo[ii] “el populismo no es más que la solución facilista que impone la mayoría cuando debido a problemas estructurales se abre una brecha creciente entre la realidad y el ideal a que aspira esa mayoría…” Facilista es la tendencia a hacer o lograr algo sin mucho esfuerzo o sacrificio.” “Esta solución facilista no es más que un fenómeno de negación colectiva”. “Resolver problemas estructurales requiere reformas estructurales. Estas reformas imponen costos, particularmente en el corto y mediano plazo. La propuesta del populismo es ignorar estos costos o trasladarlos a otros grupos fácilmente identificables (extranjeros, ricos o alguna minoría racial). Es por esta razón que en su raíz todos los movimientos populistas son nacionalistas (aunque la inversa no se aplica)”.

Con el fin de conservar sus poderes, los políticos acomodan sus praxis, razón por la cual los resultados o pueden ser otros que el aumento del gasto público, las desgravaciones impositivas, los subsidios y la ineficiencia por atraso de la tecnología en un país que fue el primero en América Latina en contar con subterráneos, en producir aviones a reacción y ser miembro calificado en el exclusivo club de naciones con tecnología nuclear. Baste decir que fuimos los últimos en controlar el tráfico vehicular con semáforos. Estamos cerrados al mundo y el valor agregado por la industria automotriz es hoy menor que cuando a principios de los años setenta producíamos menos de 300.000 unidades,

Los que adhieren al populismo carecen del conocimiento primario que en economía establece que el precio de cualquier bien debe reflejar su costo de producción y que nada es gratis como para pretender consumir sin pagar nada. Tal fue el accionar de la administración K que dejó un país poco menos que destruido al consumir grandes stocks ganado y obstaculizado la producción triguera por medio de cierres parciales y trabas administrativas a las exportaciones. De exportador de energía llegamos al colapso que hoy se verifica luego de 15 años de tarifas congeladas, marginados de las corrientes de capitales por el default que incomprensiblemente hace que hoy todavía no lluevan dólares, sino que debemos pagar tasas de intereses poco menos que el doble de lo que paga Bolivia. Semejantes daños estructurales, a los que se debe agregar eel deterioro de la infraestructura económica por falta de inversiones, no se arregla ni al corto ni al mediano plazo. En medio de sus problemas políticos y económicos Brasil termina de colocar un Bono a 30 años a la tasa del 5,9%. Algo difícil de conseguir por nosotros.

Pero es el caso que nuestro pueblo tiene una visión populista de la economía en su mayoría y por lo demás el objetivo de los gobernantes es mantenerse en el cargo mostrando una apreciable dosis de renuencia para tomar las medidas que correspondan, olvidando el discurso pre-electoral y post electoral, al que le seguirá el de los próximos seis meses y así conjugando en tiempo futuro.

El tema de las tarifas estuvo mal manejado, a pesar que todo el país esperaba una corrección. El Profesor Guillermo Sandler[iii] destaca en una nota que tituló “El drama de las tarifas de Agua, Luz y Gas”, como la clase política abusó de los consumidores sistemáticamente, haciendo que pagaran por cada uno de esos servicios impuestos que divorciaban el valor del servicio de su costo de producción. Claro está así el productor no disponía de ingresos suficientes para aumentar sus inversiones y el resultado al final debía ser como lo es el colapso del sistema. Así por ejemplo, aunque el agua se paga por m2 de edificación (aunque se trate de una cochera sin canilla). En enero de 2016, los impuestos en la factura de agua en CABA eran el 22,48% del total y en mayo de 2016 el 60,93%. Para el caso de EDENOR esos valores fueron 17,62% y 58,12%. Cruzando la General Paz, en Vicente López, los porcentajes similares eran de 52,07 y 569,87%!!!

Con relación al Gas, resulta mucho más fácil determinar el precio del fluido ya que se conoce el costo de extracción que se paga en boca de pozo, que es de u$s 7,50 y de allí adicionar los costos de transporte y distribución. Y como las reservas alcanzan para ocho años, no se advierte como las compañías del sector no realizan las inversiones necesarias para aumentarlas.[iv].

En el estado actual de situación y vistos los innecesarios costos políticos que está pagando el gobierno, podría considerarse la posibilidad de contratar técnicos extranjeros, lo cual me parecería innecesario vista la solvencia de profesionales como Lapesa, Montamat Guadagni, Apud, Araoz, Devoto, Etcharte y Olocco, que en estos quince años hicieron oir sus pronósticos de los cuales se hizo caso omiso. Pero quien quiera que sea el re definidor del actual laberinto debe tener en cuenta lo siguiente: cualquier cosa tiene un costo de producción y el precio de venta debe reflejarlo. No por ser público un bien ha de ser gratuito, porque al final se paga por el presupuesto. No podremos convocar capitales de riesgo si este principio no se observa.

Una última reflexión: el Presidente ha pedido se ahorre energía. Y parece que eso está muy bien. Hay que concientizar a la población que en época de escasez hay que apretarse el cinturón. Siendo esto así, podría disponer que no haya espectáculos como Hipódromos y canchas de fútbol, del mismo modo que salas de juego en horas nocturnas. No estamos para tirar “manteca al techo” mientras haya barrios que adolecen de cortes sean programados o no.

El Gobierno debe comprender, el actual y los siguientes, que la naturaleza de nuestros problemas es estructural y eso no se resuelve aumentando la recaudación, que ya está en niveles superlativos, sino en reducir el gasto público que lo está aún más y que los argentinos no podemos financiar. Hay que volver a la Argentina de la Constitución de 1853, abrir la economía, y refundar el modelo educativo, aquel que nos dio cinco Premios Nobel y que ningún país latinoamericano alcanzó.

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Notas:

I – Prof. Dr. Héctor Sandler (Rcyasociados del 21-7-16)

II – Emilio Ocampo (Rcyasociados del 21-7-16)

III – Prof. Dr. Guillermo Sandler (RCyasociados 30-5-16)

IV – Carlos Leyba (RCyasociados 18-7-16)

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