El nuevo presidente se ha movido rápidamente para reformar la economía. Los resultados, hasta ahora, han sido bastante dolorosos.

El presidente reformista de Argentina, Mauricio Macri, lleva apenas cuatro meses en su cargo. Para Constanza Pimentel, que junto a su madre y hermano, dirige una pequeña bodega en las afueras de Mendoza, capital del vino del país, su gobierno -hasta ahora- resulta ser una mezcla de bendiciones. La bodega Caelum, que les produce unas 70.000 botellas al año de Torrontés, Malbec y otros tipos de vino en un predio de 50 hectáreas. Han venido luchando denonadamente estos últimos tiempos para subsistir como bodega. La ex presidente, Cristina Fernández de Kirchner, introdujo controles de cambio, que mantuvieron artificialmente alto el valor del peso e hizo que las exportaciones resultasen improductivas. La señora Pimentel se alegró cuando el Sr. Macri declaró la liberación del mercado cambiario para que la cotización del peso flote a partir de Diciembre: tiene planeado ampliar sus ventas a los mercados de los EEUU y Gran Bretaña durante el corriente año. Pero por el momento sus clientes son mayoritariamente enófilos argentinos, que además están bebiendo menos. En marzo de 2016 aumentó sus precios en un 12% como para enfrentar la inflación, que no cesa. Y la Sra. Pimentel se queja: “El vino se está convirtiendo en un lujo, y los clientes están cuidando mucho sus billeteras”.

Convengamos que no se puede criticar al nuevo presidente por esto. El Sr. Macri, al ser electo presidente le puso fin a 12 años de un gobierno populista ejercido por la Sra. Fernández y su fallecido esposo, Néstor Kirchner, acontecimiento que fue festejado por el extranjero. Macri está a punto de ponerle fin -también- a 14 años de enfrentamiento con los acreedores extranjeros; incluso Barack Obama lo visitó en marzo pasado. Pero para la mayoría de los Argentinos, la vida está mucho más difícil ahora. La tasa de inflación anual está llegando al 40%, según estimaciones independientes (los índices oficiales no se están publicando hasta tanto la Argentina recomponga la agencia oficial de estadísticas -INDEC-). Excluyendo a Venezuela, esta tasa resulta ser la más alta de toda América Latina. La carne, producto primordial, es ahora un 44% más cara que hace un año. Un estudio publicado por la Universidad Católica informa que 1.4 millones de Argentinos han pasado a caer por debajo de la línea de pobreza para pasar a ser indigentes, en lo que va del presente año.

El Sr. Macri ha heredado una muy alta inflación. Durante el reinado de la Sra. Fernández el banco central imprimía dinero destinado principalmente al pago de subsidios, que llegaron a sumar el 4% del PBI para el último periodo de su presidencia. Es debido a las medidas que tuvo que tomar el nuevo presidente para estabilizar la economía que -temporalmente- han provocado el empeoramiento de las cosas. El valor de la moneda ahora flota, para hacer que las exportaciones sean más competitivas y se reduzca la sangría de las reservas de moneda extranjera con las que cuenta el banco central del país, que es lo que producía el crecimiento de la inflación. También tuvo que quitarle los subsidios que tenían los servicios públicos, como ser el consumo eléctrico, de agua, gas y del transporte público para así poder controlar el déficit presupuestario, que en 2015 llegó al 5.8% del PBI. Por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, a partir del 8 de Abril se duplicó el costo del boleto en tren y ómnibus. En el sector público se ha producido el despido de aproximadamente 11.000 empleados desde diciembre 2015. Se calcula que la economía del país se achicará para este año, en un 0.5%.

En su primer mensaje oficial al país, el Sr. Macri advirtió a todos que tendría que adoptar medidas dolorosas, pero aparentemente su tono no fue lo suficientemente sombrío. Aparentemente su gobierno no logrará cumplir con la meta fijada de una inflación del 20-25% para todos el año 2016, en parte porque los poderosos sindicatos del país están exigiendo aumentos mínimos del 30%. El ministro de finanzas, Alfonso Prat Gay, promete ahora que la inflación comenzará a descender durante el segundo semestre del corriente año y estima que habrá una tasa de inflación del 17% para el año 2017. “Confiamos en que podremos acertar con esta cifra de inflación” señaló durante una conferencia que dió el 05 de Abril último.

Una de las razones de su optimismo reside en las perspectivas de que la Argentina vuelva a los merados internacionales de capitales. El 13 de Abril la corte de Nueva York le abrió el camino a la Argentina para que pueda pagarle a los tenedores de bonos en poder de los “holdouts”. Ahora, el país programará la emisión de nuevos bonos por valor de 15.000 millones de dólares. Gran parte de esta cantidad se destinarán al pago a los holdouts (estimativamente unos 10.000 millones). El resto se usará para el pago de gastos del gobierno, que reducirán la necesidad de financiamiento inflacionario del déficit presupuestario.

El gobierno apuesta a que el retorno a los mercados de capitales fomentará las inversiones por parte de empresas extranjeras. Ya existen señales esperanzadoras. Desde que el Sr. Macri sumió la presidencia del país tanto Dow Chemical como American Energy Partners han anunciado que junto a YPF -la empresa petrolera estatal- invertirán en la exploración del gas y petróleo de shale en Vaca Muerta, donde ya se ha constatado la existencia de enormes reservas de los dos tipos de shale. Coca-Cola ha prometido una inversión de 1 millón de dólares durante los próximos cuatro años; Fiat Chrysler, la automotriz italiana, ha anunciado que gastará 500 millones de dólares para modernizar y aggiornar su planta en Córdoba ubicada en la zona central del país.

Pero podría suceder que la inversión no logre recuperar lo suficientemente rápido como para proveer el crecimiento ansiado por el gobierno. Brasil, que es el mayor socio comercial de la Argentina está sufriendo su peor recesión desde 1930. Algunos analistas sostienen que el Sr. Macri tendrá que hacer mucho más para restituir la confianza. Martín Redrado, ex presidente del banco central del país, cree que las inversiones no llegarán en cantidad hasta tanto no se logre estabilizar los precios. Aun pudiendo reiniciar buenas negociaciones con los mercados internacionales, el gobierno argentino necesitará juntar mucho dinero entre los inversores locales para pagar sus cuentas o recurrir a la financiación del banco central. El Sr. Redrado insiste en que el presidente debería reunir a un “consejo para la estabilidad macroeconómica”, que fije metas de inflación y crecimiento para un mínimo de dos años por adelantado.

La Sra. Pimentel “confía” en que el Sr. Macri tiene buenas intenciones y cree” que le llevará un cierto tiempo” hasta que logre sanar la economía. El presidente está contando con la paciencia de los votantes como ella… Según una encuesta realizada por Isonomía en Marzo 2016, el 72% de los Argentinos tienen una imagen positiva de Macri y el 69% piensa que logrará controlar la inflación. Podría ser que toda esta confianza haya sufrido un poco por la sorpresa que produjo la publicación del nombre de Macri relacionándolo con la existencia de una compañía off shore propiedad de su padre, que se filtro en los “Documentos Panamá”, donde figura como director de la empresa fundada por su padre. Declaró que de dicha empresa no recibió compensación alguna y que no tiene nada que esconder; hay un juez que está investigando. Los argentinos le están otorgando el beneficio de la duda. Pero si la inflación no retrocede para fin del corriente año, podrían darse vuelta en su contra. (The Economist)

* Traducción de Irene Stancanelli para el Informador Público.

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