Por Guillermo Cherashny.-

En la última semana, el gobierno vendió a través del Banco Central U$S 500 millones para que no suba el dólar. Ayer lunes, pese a las ventas del BCRA -todo a casi 16 pesitos- (y se critica desde la ortodoxia que se quiera contener la suba con ventas de U$S 40 millones por día, aunque ayer fue de U$S 150 millones), y aunque el macrismo muestra preocupación por la suba, ya que la flotación «sucia» significa que la divisa se mueva para arriba y para abajo, es decir, que suba y baje, hasta ahora de $ 13,29 no para de subir.

Al gobierno le conviene la suba -aunque no lo diga- porque, si a los docentes se vio obligado a concederles el 34,4%, ahora todos los gremios reclaman del 28 al 30% en las paritarias, porque el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias a los trabajadores no alcanzó lo que pretendían los gremios. Y dado lo que Macri anunció en la campaña, al gobierno no le queda otra para licuar el gasto público y el alto costo laboral que sufre la industria nacional que la suba permanente del dólar, que es beneficiosa para el gobierno, más teniendo en cuenta que, confirmado el acuerdo con los fondos buitres, se supone que vendrá una corriente de inversiones que retrase el valor del dólar, como pasó en Uruguay, Brasil y Chile.

Esta suba es clave para el macrismo, que también deberá controlar que la entrada de capitales no baje el dólar, porque aun a $ 16, la Argentina no tiene competitividad, ya que tendría que estar entre 20 y 22 pesos. Pero el gobierno nunca lo dirá.

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