Por Raúl Cuello.-

No puede haber más que acuerdo respecto de la autocalificación que hiciera la Presidenta de su propuesta de “sustituir exportaciones por consumo doméstico”. Ella lo dijo: es una barbaridad y cualquier alumno que cursa Principios de Economía sería automáticamente reprobado. La razón es muy simple: “de donde se obtendrían los ingresos para que los consumidores locales demandaran lo que ahora no compran?” Que CFK se tome la molestia y trate de vender en plaza los autos que no se pueden exportar a Brasil, o más fácil de vender la fruta que los productores tiran en sus campos por falta de precios visto la combinación perversa de precios y retenciones. Sinceramente en 50 años de docencia es la primera vez que oigo semejante despropósito, o si se quiere “burrada” en términos de la propia mandataria. Por el bien de las instituciones, quien está al frente del país no debiera cometer tal equivocación.

Pero hay también otro tipo de barbaridades y que surgen de opiniones presuntamente más calificadas. Y una de ellas a la que me quiero referir es a la que diagnostica que la inflación actual en Argentina, surge del financiamiento que el BCRA hace al Tesoro por la expansión monetaria. Dicho de otro modo, si la recaudación impositiva (que es récord) se complementara con acceso al crédito y no hubiera necesidad de emitir, la inflación no existiría. Y esto no es así.

Al margen de su financiamiento, lo que produce los desequilibrios macro y microeconómicos en Argentina es en principio, la magnitud e ineficiencia del Gasto Público, que aunque fuera financiado genuinamente, produciría, baja actividad económica, bajos salarios reales y aún inflación. Sencillamente porque la apropiación del 50% del PBI constituye una PESADA MOCHILA que el otro 50% (lo que corresponde al sector privado) no puede soportar debido al encarecimiento de sus costos. Claro está la mala conformación de los impuestos contribuye a AGRAVAR EL PROBLEMA.

Y aunque se afirme que la inflación es un fenómeno monetario, la conceptualización requiere un análisis integral de la política fiscal y monetaria. La prueba contra fáctica se podría tener SUPONIENDO ACCSO AL CREDITO EXTERNO para financiar el déficit, repitiendo así la experiencia de la convertibilidad. El sistema terminó implosionando cuando en 1998 se cortó esa fuente de financiamiento.

El ejemplo anterior revela que no se leen bien los libros, pero que además no se aprenden las lecciones de la historia.

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