Por Carlos Tórtora.-

Cristina Kirchner no hizo oír su voz en apoyo de Silvina Batakis y tanta cautela derivó en un dólar de 300 pesos y en un salto inflacionario que llevará el número de julio arriba del 7%. La especulación de la vicepresidenta obedece a que su mayor necesidad es política y tiene un claro significado: no quedar pegada a la suerte de Batakis.

El albertismo esboza otra interpretación de los hechos y dice que la ministra está así mejor posicionada ante los mercados que si tuviera el apoyo de Cristina. La trepada del dólar parece indicar que esto no es así. Batakis aparece desprovista de apoyo político y esto definitivamente le angosta su capacidad de supervivencia.

A todo esto, Alberto contempla resignado cómo su apoyo a Batakis no le sirve de gran cosa porque todos dan por sobreentendido que un presidente vaciado de poder no puede en modo alguno sostener a nadie.

Casi nadie apoyo

A todo esto los mercados, con su voto diario, empiezan a dar por sentado que una ministra con escaso poder político detrás está condenada al fracaso. Y eso que JXC no atacó frontalmente a Batakis por considerar que no podía oponerse a los primeros indicadores del plan económico que no termina de alumbrar. Y no sólo los mercados dejan oír su malestar. Los gobernadores peronistas -sin excepciones- son más que económicos en lo que hace a sustentar a Batakis y ni que hablar de la CGT. Así es que el peronismo institucional tampoco se ató a la suerte de la ministra. Los piqueteros, en cambio, apostaron a la belicosidad y lanzaron un plan de lucha. La agresividad de este sector contra la vicepresidenta es casi un salvavidas para ella, que interpreta así el sentimiento de una amplia franja de la clase media, lo que no pasaba desde largo tiempo atrás. La Cámpora, por su parte, hace mayores esfuerzos aún que Cristina para no quedar pegada a la suerte de Batakis.

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