Por Guillermo Cherashny.-

En marzo cayo la actividad económica el 1,4% y preanuncia que los siete trimestres de crecimiento seguidos llegaron a su fin por efecto de la sequía, que profundizará la caída en el segundo trimestre que comenzó en abril y que potencia la ralentización económica con la devaluación del 25 de abril y el tarifazo, por lo cual desde abril de 2018 hasta abril de 2019 se espera un año de recesión con alta inflación, ya que la inflación esperada, según el economista Santangelo, empezará con un número 3, es decir más del 30%, y señaló además que si da el 29% hay que descorchar champagne.

El origen de esta caída se originó en la fatídica tarde del 28 de diciembre pasado, cuando el economista Vladimir Erning, subsecretario de la jefatura de gabinete, lo convenció a Mario Quintana de que había que bajar la tasas de interés del Central para aumentar el crecimiento, con lo cual lo obligaron a Sturzenegger a bajar las tasas, lo que originó la suba del dólar de $ 17,50 a $ 20,50 y las devaluaciones posteriores, que no sólo produjeron alta inflación en cuatro meses que dio el 9,6% y en marzo se produjo la caída del PIB del 1,4% y que se profundizará en los meses venideros.

Este desastre tiene nombre y apellido: Marcos Peña, Mario Quintana y Vladimir Werning, cuya cabeza rodó en el día de ayer y no sólo lo echaron sino que disolvieron la subsecretaría. Pero no hay que engañarse: el culpable principal es el presidente Macri que, al igual que Néstor Kirchner, quiere ser su propio ministro de economía y así seguirá siendo, aunque se nombró a Nicolás Dujovne como ministro coordinador para negociar el acuerdo con el FMI.

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