Por Guillermo Cherashny.-

El último trimestre no trajo las novedades que esperaban los economistas y el gobierno con su «revolución de la alegría» porque para el INDEC capitalino la inflación fue del 2% y la de octubre 2,8% y la caída del PBI en octubre, según el estudio Ferreres, fue del 2,8% y se espera una caída igual para noviembre.

Diciembre siempre es un mes donde los precios suben y éste no será la excepción y no hay indicios ni siquiera comparativos de que la economía mejore con respecto a la caída final del último trimestre del 2015.

En enero ya se anunció que subirá el precio de la nafta, por lo cual la expectativa de una inflación del 17% para el 2017 es una verdadera quimera incumplible y cuando el congreso sanciona una importante baja del impuesto a las ganancias de la cuarta categoría, el gobierno enloquece y sale a insultar a la oposición sin darse cuenta de que darles efectivo a trabajadores y empleados jerárquicos es reactivar el consumo.

El gobierno tiene razón cuando alega el costo fiscal y podría apoyar el proyecto y vetar los nuevos impuestos que parece que poco pueden aportar al agujero fiscal que producirá la baja.

Es tan grande el déficit fiscal que el gobierno nacional para las licitaciones y pagos de la obra pública para no agrandar el déficit y así, en noviembre la construcción cayó el 20%. Sin embargo, el soterramiento del Sarmiento -obra concedida a Angelo Calcaterra, el primo presidencial-, una obra que estaba presupuestada en 1.800 millones de dólares, el presidente la reasignó por 3.000 millones de dólares, o sea 45.000 millones de pesos, cuando economistas como López Murphy y Artana dicen que se puede reemplazar por pasos a nivel que costarían sólo 300 millones de dólares. Por lo cual, el gobierno, si quiere, puede bajar gastos innecesarios para beneficiar a su familiares, que no deberían presentarse a licitaciones, como hace SOCMA, la empresa de Franco Macri que fue reemplazada en la obra pública por IECSA S.A. y Creurban de Angelo Calcaterra, que logró muchas obras con los K y ahora es el único beneficiario del actual gobierno.

Lamentablemente, la obra pública en la Argentina siempre fue sobrefacturada desde hace 40 años, entre otros por la familia Macri-Calcaterra, y ahora deberían llamarse a recato o licitar por menor precio; pero no lo hacen.

Ayer se conoció una encuesta de Federico Aurelio que está cercana a Cristian Ritondo, el ministro de seguridad bonaerense, donde señala que el 67,9% apoya la rebaja propuesta por Sergio Massa y en cambio el proyecto amarrete del gobierno sólo tiene un apoyo del 15,7%, o sea, marca un aislamiento del gobierno, que sólo tiene apoyo en la red social Twitter, que no representa ni el 10% de la opinión pública.

Así las cosas, a la profundización de la recesión y la inflación se le agrega que el gobierno no quiere reactivar el consumo por el costo fiscal.

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