Por Guillermo Cherashny.-

En marzo del 2019 el gobierno de Macri lanzó el «plan alivio», que fue explicitado por Dujovne, Sica y Stanley, que anunciaron un control de precios máximos que se sumó al déficit cero, es decir, una drástica baja del gasto público y tasa de interés positiva. Este plan tuvo su origen en un acto donde un obrero de la construcción le dijo al entonces presidente: «hagan algo», y en una conferencia de prensa los tres ministros repitieron varias veces la palabra «alivio» -diseñado por Durán Barba-  que tenía la intención de bajar la inflación del 4,7% de marzo del 19 hasta las PASO de agosto de ese mismo año.

Esa combinación de baja de gasto público, tasa de interés positiva y control de precios con el nombre de «precios cuidados» logró que en abril de ese año bajara al 3,4%, en mayo fue del 3,1%, en junio del 2,7% y en julio de 2,2%, ante lo cual Nicolás Dujovne declaró que la estabilidad del dólar garantiza la desinflación. Cabe señalar que el Banco Central no financiaba más al tesoro pero emitía en forma indirecta para esterilizar vía leliqs. Es cierto que en agosto, después de las PASO, el «plan alivio» fracasó por la disparada del dólar en un mercado único y libre de cambios, pero la inflación en cuatro meses bajó del 4,7% al 2,2%, es decir, a menos de la mitad con un dólar quieto.

El plan Massa parte de una inflación de 6,3% de octubre de este año e intenta que en abril del 2023 el índice empiece con un 3%, para lo cual bajará muy fuerte el gasto público, la tasa de interés positiva y «precios justos» congelados por cuatro meses y la gran mayoría de los precios que suban el 4% mensual hasta marzo del 2023, por lo cual ya hay una experiencia reciente en la historia económica argentina donde la inflación bajó a la mitad con las condiciones antes mencionadas en ambos momentos de la vida nacional.

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