Por Guillermo Cherashny.-

Durante tres días la esperanza de un decisión del Fondo Monetario de adelantar las reembolsos del 2020/21 al 2019 tranquilizó la semana pasada el dólar; pero al inicio de esta semana comenzó a subir, no porque se dude de la decisión del board del FMI sino que se necesita una ayuda financiera adicional para cumplir los pagos de la deuda externa.

Es que las retenciones anunciadas por el presidente son raras porque son en pesos y no un porcentaje que sería en dólares, por tanto no se sabe si al subir el dólar lo que se recaude por esas retenciones se puede licuar. El gobierno lo hizo a propósito para quedar bien con el campo, es decir que deliberadamente se licuen para fin del 2019 en forma de atenuar el golpe contra el campo y las promesas incumplidas.

De todas formas, así cerrarán el déficit cero pero hacen falta más dólares para desactivar las bombas de LEBACs y LETEs y especialmente estas últimas, sobre las cuales Martín Redrado dijo que hay que cancelarlas porque renovarlas a seis meses al 7% anual en dólares es muy mala señal a los mercados y así se vio en la caída de los bonos de la deuda externa, donde el que vence en abril paga una tasa del 12%, sino también en la caída de las ADR, o sea la acciones de empresas y bancos argentinos que cotizan en New York.

También secundariamente influyó la devaluación en Brasil por los problemas políticos del país vecino. En conclusión, tenemos graves problemas propios pero ¿cuál evento negativo en el exterior no pega fuerte? Al parecer, la ayuda adicional que se espera del FMI o los Estados Unidos es para que el presidente Macri no agrande el swap con China, una gran preocupación de Donald Trump sobre la influencia de china en nuestro país con la base militar y convenios por obras públicas que se cancelarían.

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