Por Raúl Cuello.-

Cuando la edad comienza con el número ocho y de ese cúmulo de años se han dedicado al estudio de las Finanzas Públicas más de cincuenta, es comprensible que se tengan los atributos suficientes para juzgar a quienes, en función de gobierno (desde Presidente para abajo en la escala jerárquica) se atribuyen conocimientos que distan de tener en el área más sensible de la Economía Pública. La más reciente experiencia la tuve a partir del momento en que escuché conceptos del Jefe de Gabinete de Ministro destinados a modificar la escala de coeficientes aplicables a cada tramo de ingresos imponibles en el Impuesto a las Ganancias. En realidad no pude distinguir si lo hacía como un economista teórico, como un abogado con conocimientos tributarios, como contador público o como administrador de impuestos. O simplemente como un ciudadano común lector de periódicos especializados.

Me resultó obvio que el objetivo buscado distaba de ser mejorar la calidad del gravamen en cuando a sus efectos sobre la distribución de los ingresos, sino que era el impacto político que indudablemente habría de tener la medida sobre los asalariados, injustamente gravados primero por el origen de sus ingresos y segundo por el monto de las retenciones que se vienen aplicando desde hace años. Era sin duda alguna, una simple expresión de deseos poyada en el consejo de algún asesor de gabinete.

Más allá que sus estudios en Ciencias Políticas no habilitan al Lic. Marcos Peña para incursionar en cuestiones impositivas, desconoce que las reformas que amerita la estructura de impuestos en Argentina, debe ser integral ya que debiera comenzar por comprender que Argentina carece de un SISTEMA FISCAL Y SOLO TIENE UN REGIMEN FISCAL. El primero se define por un conjunto de reglas ordenadamente relacionadas, que forman un esquema coherente y completo para favorecer el bienestar social.[i] En cambio el segundo es un esquema caótico se sobreponer normas jurídicas rejuntadas en un conjunto inconexo, que se articula al solo efecto de “expoliar los recursos de los contribuyentes”[ii]. El REGIMEN FISCAL es una sumatoria de parches, al que la propuesta del Lic. Peña sumaría otro.

Con el fin de dar testimonio a la afirmación anterior, responda el lector si lo que sigue (y que es reflejo de nuestra realidad), puede considerarse un SISTEMA IMPOSITIVO FEDERALISTA:

a) En el orden nacional hay que cumplimentar 35 impuestos

b) En el orden laboral otros 10 impuestos

c) En jurisdicción de provincias se agregan 28 impuestos

d) En el orden municipal, por si hicieran falta, hay otros 23 impuestos

e) Además encontramos retenciones y percepciones que suman 20 en total

f) Por si faltara algo, abundan regímenes nacionales de información fiscal.

Esta maraña kafkiana de creaciones debidas a políticos y profesionales carentes de las exigencias debidas, tal como ya he expresado, Dan una sumatoria de recursos que no alcanzan para financiar el gasto público (ya cerca del 54% del PBI).

Todos esos impuestos, el mecanismo de impacto y translación se subsumen en el sistema de precios disminuyendo el ingreso disponible de los consumidores y en general, distorsionando la estructura de precios relativos. Y aunque alguien crea todavía que existe una división de impuestos directos e indirectos y que los primeros no se trasladan a los precios, esto es un ejercicio de imaginación. Todos los impuestos se trasladan impacten sobre quien impacten, excepto uno: el impuesto a la tierra que “impacta hacia atrás” disminuyendo el precio de mercado habida cuenta la inflexibilidad de la oferta según corresponde a una curva de oferta vertical.

Aquello que los aprendices de tributos debieran saber y tratar de cambiar, en la medida que acudan a verdaderos especialistas cuyos conocimientos vayan más allá que el de llenar planillas, es el régimen anárquico descripto, que está apoyado sobre sólo DOS DE LO-S FACTORES DE LA PRODUCCION, EL TRABAJO Y EL CAPITAL según lo establecieran los pensadores neoclásicos, que a mediados del Siglo XIX hicieron desaparecer como por arte de “BIRLI BIRLOQUE” nada menos que a LA TIERRA. Tal como habían establecido los Clásicos (Smith, Ricardo, Malthus, Marx, Mills, etc.).

Y así, al apartarnos de la Constitución Nacional en 1930 y buscar recursos para financiar la crisis del modo que fuere, inauguramos el camino que nos ha llevado a la decadencia y que el Populismo a partir de los cuarenta profundizó. Quienquiera que analice el conjunto de impuestos citados, observará que los recursos del fisco Argentino provienen básicamente por no decir exclusivamente, de ingresos del capital y del trabajo, de modo que no podrá sorprender si se concuerda con que el REGIMEN IMPOSSITIVO ARGENTINO penaliza la INVERSION Y EL CONSUMO. Se agravia a quien trata de “aumentar el tamaño de la torta” y a quien consume con justicia parte del fruto de su trabajo y pretende que le quede un margen para ahorrar”.

PREGUNTA, ¿ES TAN DIFICIL DARSE CUENTA DE LA EXISTENCIA DE SEMEJANTE DESORDEN ES CONTRARIO A LA BUSQUEDA DEL BIENESTAR GENERAL? LA RESPUESTA ES SI. ES MUY DIFICIL PORQUE NO SÓLO HAY QUE APELAR AL CONOCIMIENTO DE LA MATERIA SINO A LA FUERZA POLITICA NECESARIA PARA IMPONERLO. Y veamos el porqué:

En la vida profesional es muy difícil encontrar a quienes sepan definir qué se entiende por TIERRA COMO FACTOR DE PRODUCCION. Generalmente se lo identifica con el manto que cubre la superficie terrestre y su lugar a la producción de alimentos. Pero esto sería un error ya que eso se identificaría con la tierra rural. Y TIERRA ES MUCHO MÁS QUE ESO. TIERRA ES LA NATURALEZA QUE DIOS PROVEYÓ AL HOMBRE PARA LOGRAR SU BIENESTAR Y TRASCENDENCIA SIN QUE ESTE LA ALTERARA EN MODO ALGUNO. (Caso del calentamiento global).

Y así la Tierra libre de mejoras, es decir sin agregarle las inversiones hechas sobre ella por el hombre, comprendería a la Rural, a la Urbana, al Subsuelo, a los Mares, Ríos, Glaciares, Bosques, Minas, Atmósfera, Vientos, etc. etc. Y cada una es susceptible de producir rentas a su propietario que producen su valorización, sin que el propietario legítimo haya hecho nada al respecto, Rentas que surgen del solo hecho del desarrollo de la sociedad. A modo de ejemplo, quien haya comprado un metro de tierra en cualquier Ciudad del País en el pasado, apreciará que simplemente por tener una escritura habilitante, se ha producido un incremento patrimonial de su titular. El desarrollo urbano produjo esa capitalización social que en el límite sería igual a la diferencia de valor venal entre los períodos considerados.

Pero no se trata que el Estado absorba toda esa renta. Con un 1% anual aplicado a las tierras del CABA, por ejemplo, podría financiarse el tercio del gasto público presente. Es decir que si se integrara al SISTEMA FISCAL a la TIERRA en la Ciudad de Buenos Aires, se podrían derogar multiplicidad de impuestos y reducir otros con la finalidad de aumentar la INVERSION y EL CONSUMO.

Si alguien supone que esta es una idea Comunista a modo de etiquetamiento, debería saber que en la URSS la tierra era del Estado. Y que a partir de los fisiócratas a mediados del siglo XVIII la Escuela Francesa con Quesnay a la cabeza, eminentemente liberal, abogaba porque la imposición a la Tierra fuera el único recurso del Estado.

Y luego pensadores como Smith, Ricardo, Henry George, Walras[iii], Goosen, Churchill[iv], Keynes, Samuelson, Friedman, Stiglitz entre muchos más que pudiera citarse fueron y son decididos partidarios del más justo y equitativo de los impuestos. También debe tenerse presente los principios de los Iluminados en la Revolución de Mayo, con Belgrano, Moreno, Castelli, Paso y demás a la cabeza dieron lugar a la Ley de Enfiteusis creada por el Presidente Rivadavia en 1826 y derogada por Mitre en 1857. La Generación de Mayo (1837) con Echeverría, Alberdi, Sarmiento, Terry y otros fueron decididos partidarios del Impuesto Territorial y que Roque Sáenz Peña presentó en 1916 como proyecto al Congreso para gravar las tierras, que no prosperó debido a su prematura muerte. Hoy hay un Proyecto presentado por el Diputado Eduardo Conesa que persigue el mismo fin.

Como conclusión, debe ser iniciativa de Cambiemos dar curso a un nuevo ordenamiento fiscal, pero no de manera improvisada y por improvisados. Recuperar el Federalismo perdido, implica leer muy detenidamente “EL SISTEMA ECONOMICO Y RENTISTICO DE LA CONFEDERACION ARGENTINA SEGÚN SU CONSTITUCION DE 1853” de Juan Bautista Alberdi.

La tarea completa para volver a recrear la República, que debe incluir el sistema catastral que no poseemos, requerirá el esfuerzo del mejor equipo de profesionales por no menos de una década. Para comenzar los tenemos, no en el número deseable, pero sí suficiente en calidad como para comenzar la tarea. Por supuesto, pienso en Economistas de alto nivel académico y experiencia en Instituciones Públicas Nacionales y del Exterior como serían a modo de ejemplo el Prof. Guillermo Sandler, el Dr. Marcos Macón, el Dr. Ricardo Bara, el Dr. Alieto Guadagni, el CPN Antonio Figueroa, el Dr. Daniel Artana, el Dr. Juan Luis Bour, y el Dr. Jorge Ávila entre quienes puedo destacar entre otros. Sin el aporte de sus conocimientos, afirmo que no tendremos el nivel de Finanzas Públicas que impulse al país a su crecimiento sustentable. Y en consecuencia seguiremos remendando una media que ya no resiste más agujeros.

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NOTAS

[i] El Sistema Rentístico de la Confederación Argentina. Juan B. Alberdi, 1860. Es el que propuso para nuestra Constitución Nacional.

[ii] “¿Más recursos públicos con menos impuestos”? Héctor R Sandler y Guillermo A. Sandler Pág. 211, Ed. PROSA, Bs.As., 2016.

[iii] Propuso la Nacionalización de la Tierra con un esquema financiero ideado por Goosen.

[iv] La a la tenencia de la Tierra, la Madre de los Monopolios.

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