Por Fabián Medina.-

Desde hace aproximadamente un mes venimos escuchando en la ciudad de Buenos Aires que para el año 2017 la Tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza, generalmente llamada ABL, tendrá un aumento máximo del 38% como consecuencia del incremento del Índice de Precios al Consumidor que afectó a la ciudad durante el 2016.

Ante dicha situación y debido al duro momento económico que estamos sufriendo -tanto a nivel ciudad como en el país- fuimos directamente a la fuente, o sea al presupuesto de la ciudad que se aprobó y observamos para sorpresa de muchos que el incremento real del ABL es del 65% entre los presupuestos 2016 y 2017 pero peor fue la sorpresa al observar que el impuesto inmobiliario (aquel que creó Mauricio Macri en 2013, ya que antes no existía) sube un 230%.

Esto se entiende de la siguiente forma, si bien se construyeron nuevas propiedades donde anteriormente existían otras y otorga el incremento exorbitante mayor al 200% también tenemos una Ley que se votó en 2011 y se comenzó a aplicar en 2012 (año en que comenzaron los aumentos continuos del ABL) que se llama de Valuación Fiscal Homogénea y permite al Gobierno de la Ciudad a incrementar las valuaciones de los inmuebles hasta el 20% del precio de calle al momento de cada liquidación de impuestos y tasas para luego aplicarle el porcentaje correspondiente.

Por todo esto, era necesario juntamente con el presupuesto aplicar un artículo que permitiera suspender la aplicación por el año 2017 de la Valuación Fiscal Homogénea como consecuencia de la fuerte recesión económica que sigue atravesando el país y se acrecentó durante 2016.

También observando el presupuesto podemos notar que el endeudamiento se incrementa en un 100%, el gasto/inversión presupuestaria en educación solo sube un 5% que no llegaría siquiera a cubrir la paritaria docente del año y lo previsto en obras públicas es por 3 veces mayor a lo que debería ser medido en términos objetivos contra las obras públicas nacionales.

Por lo expuesto anteriormente, podríamos decir que nos encontramos con el mismo tipo de vieja política que conocimos toda la vida y nada que ver con cambios en el paradigma político como muchos propugnaron.

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