Por Juan José Guaresti.-

El autor tiene la convicción que si el Ingeniero Macri no ocupara la Magistratura a su cargo, habría estado en ella Scioli que seguramente hubiera durado unos meses en ella. Luego lo habrían echado y hubiera quedado el verdadero candidato: Zannini. Quiere decir que si no hubiéramos tenido al actual Presidente, a Vidal, Michetti, Carrió, Pinedo y otros como ellos, estaríamos rumbo a Venezuela y nuestra suerte seguramente sería bastante miserable.

Así las cosas, quiénes los votamos y los que no los votaron, necesitamos que a este “elenco” le vaya bien, lo que significa hacerse cargo exitosamente de una nación materialmente en quiebra y que se hizo famosa por no cumplir con los compromisos contraídos, lo que la colocó afuera del orden económico internacional.

Se han obtenido éxitos tangibles como haber mejorado mucho la imagen de la República Argentina en el exterior lo que es vital para nuestro desenvolvimiento, terminado con el “cepo” cambiario lo que es no menos vital para atraer inversiones foráneas, cerrado el capítulo suicida de incumplir con las sentencias judiciales dictadas en tribunales extranjeros con los “hold outs”, haber finalizado con las denominadas “retenciones” a la exportación -salvo la soja- haber reducido los subsidios a la energía y tener estadísticas confiables, pero no se observa una política-siquiera modesta -para mejorar el tamaño, el costo y la inoperancia del Estado y su secuela inevitable de impuestos incompatibles con el crecimiento de la economía y el bienestar dela población. Para el gusto del autor no quedó establecido de entrada con suficiente énfasis, que se iba a reestablecer la racionalidad de la ley y del orden y que los actos y ventajas para personas o instituciones que no tenían ese aval, no serían tolerados como tampoco los ilícitos penales. Una cosa es darle un subsidio a quién realmente lo necesita y otra muy distinta e inadmisible, transformar a quien puede trabajar honradamente para ganarse la vida, en un rentista que vive a costillas del esfuerzo ajeno.

En una reciente exposición del Dr. Pinedo, se recordó la tesis del ingeniero Macri quién habría dicho que “sino crecemos no habrá solución a los problemas nacionales”. Esa afirmación nos parece muy acertada. Es la madre de todas las batallas, que nos conduce a un interrogante: ¿ La actual política económica es congruente con ese objetivo? Si y no. Sí en cuanto a lo dicho en lo que concierne a los éxitos mas arriba mencionados. No en cuanto a lo dicho también más arriba respecto del Estado, su tamaño e ineficiencia y los impagables tributos que genera. Nuestro Estado-nacional, provincial y municipal- genera dos tipos de déficit: El primero de ellos es el contable que es fácilmente medible porque basta restar de los ingresos del Estado, los egresos que tiene la Tesorería. En general, al déficit se lo estima en medios especializados en la impresionante cifra del7% del Producto Bruto Interno. El segundo, se refiere a la calidad y cantidad de los servicios que presta el Estado que, en general, es baja. Si el lector coincide con este aserto, seguramente también coincidirá en que esa ineptitud inevitablemente la transmite a toda la economía porque todos necesitamos del Estado en buena parte de nuestras actividades. Siguiendo con el hilo del razonamiento, resultaría que el déficit real es mucho mayor porque esa incompetencia no se puede calcular solamente sobre el meramente déficit contable sino sobre TODO el gasto público. Quiere decir que si ese gasto público, alcanzara a 100 unidades y produjera un rédito de solamente 70unidades, el déficit real es mucho mayor que el mero déficit contable si se computara la ineficiencia en la gestión. Llegados a esa conclusión, es inevitable colegir que nuestro producto bruto interno es menor que el que debería ser, si la calidad y cantidad de lo que se obtenga del gasto público fuera de 100 en lugar de solo70. Si a la descompuesta máquina “Estado” se la arreglara y se la hiciera producir 100 unidades en vez de 70, tendríamos mas cosas y servicios para repartir entre nosotros. Podríamos invertir más, consumir más y exportar más. Hasta podríamos terminar con la pobreza… y con la inflación que en definitiva se manifiesta porque hay demasiados billetes en la economía y menos cosas y servicios para adquirir con aquellos. En suma: Parecería que este es el tema fundamental y que, sin prisa pero sin pausa, habría que haber empezado a arreglarlo. El único economista argentino- hasta lo que el autor sabe- que se ha ocupado de la influencia económica que tiene la formación de funcionarios públicos idóneos en el desarrollo económico es el Dr. Eduardo Raúl Conesa, a cuyo libro “Macroeconomía – Los secretos del desarrollo”, remito al lector. (Editorial La Ley). Sin perjuicio de tan eminente compañía permítasenos agregar que la economía argentina tiene instalado otro factor de inflación y de recesión de carácter estructural porque a partir de 1947 se demolieron literalmente los ferrocarriles. En términos generales, el costo del transporte por ellos es la tercera parte que el costo por camión y son incomparablemente menos contaminantes. En cuanto al transporte fluvial por la arteria Paraguay-Paraná-Plata es exitoso. En lo que concierne a canales para utilizarlos como carreteras fluviales, no hemos construido un metro… aunque serían todavía mucho mas eficientes que el tren…

EL ESTADO INEFICIENTE Y, POR LO EXPUESTO, INFLACIONARIO NOS OBLIGA A REVISAR LA POLÍTICA DEL BANCO CENTRAL

Pareciera que habría que modificar la actual política del Banco Central porque se parece a experiencias similares que no fueron exitosas -en lo que concierne al tipo de cambio artificialmente bajo y los intereses elevados que son su correlato- que están siendo utilizados como instrumentos antiinflacionarios. El origen de nuestra, al parecer imparable inflación, está dado sustancialmente por los aspectos que hemos tratado. Si los corregimos, terminamos con la inflación y la recesión. Como dice el Ing. Macri, es preciso crecer para salir de la crisis. Si no lanzamos una política para producir más, nos quedaremos sin el futuro.

La política del Banco Central para combatir la inflación no nos parece acertada: NO SE PUEDE FIJAR EQUIVOCADAMENTE EL PRINCIPAL PRECIO DE LA ECONOMIA, QUE ES ELPRECIO DE NUESTRA DIVISA EN TÉRMINOS DEL DOLAR PORQUE SE DISTORSIONAN TODOS LOS DEMAS. Lo que no es natural es peligroso. El tipo de cambio es simplemente la expresión en la moneda local de los precios internos. Si estos son caros en relación a artículos similares producidos en otros países y la moneda local permite adquirir en el mercado interno moneda extranjera por un precio bajo, resulta que los artículos extranjeros le resultan al comprador también baratos y conviene adquirirlos en lugar de los nacionales. Pero esa sustitución del producto nacional por el extranjero abaratado artificialmente, también tiene su inconveniente porque el productor nacional obtiene pocos pesos de la moneda extranjera con la cual le pagan lo que pretende exportar y con esos pocos pesos no puede producir localmente. No tiene mas remedio que cerrar su empresa, despedir al personal y presentarse a los acreedores. Si fuera agricultor solamente puede utilizar de su campo las tierras que le pueden dar tan alta producción que no le importa que le paguen menos. Las otras tierras de inferior calidad las deja incultas… por lo que el país exporta menos y el agricultor se empobrece. En los dos casos el Fisco recibe menos impuestos porque hay menos actividad económica y como los gastos del gobierno son fijos, el déficit fiscal se acrecienta. El Fisco tiene que pagar a sus empleados, proveedores y acreedores y para hacerlo no tiene más remedio que acudir a uno o más de estos cuatro procedimientos: a) Pedirle al Banco Central que haga funcionar la máquina de imprimir más moneda y se la preste. b) No pagar a los proveedores ni a los empleados ni a los acreedores. c) Aumentar los impuestos. d)Pedir prestado al exterior o localmente. Las cuatro soluciones están mal. La primera es inflacionaria, la segunda y tercera achican la economía, aumentan la desocupación y disminuyen la recaudación o sea que crean mas inflación .La cuarta, si el crédito se contrae en el país, aumenta la tasa de interés interna o sea disminuye la producción y la ocupación y si se consigue la plata afuera, esas divisas las tiene que comprar el Banco Central emitiendo moneda o sea que es inflacionaria. SON SOLUCIONES INVIABLES.

SE NECESITA CRECER ECONOMICAMENTE PARA AYUDAR A REDUCIR EL TAMAÑO DEL ESTADO Y REBAJAR LOS IMPUESTOS

Hemos visto más arriba dos factores de inflación incorporadas a la economía argentina. Hemos visto también que el tipo de cambio está artificialmente bajo. Para obtener ese tipo de cambio en nuestro medio se requiere que los intereses sean muy altos… Estos intereses están conspirando contra el despegue de la economía. Los intereses altos se utilizan cuando la economía está “sobrecalentada” y las empresas están trabajando al límite de sus posibilidades lo que genera tensiones inflacionarias. Aquí no está ocurriendo eso sino el fenómeno opuesto, de manera que los intereses altos no tienen razón de existir. Necesitamos exportar más y producir mas para agrandar la economía y sustituir empleos de nula o baja rentabilidad en el Estado para que sus titulares puedan conseguir trabajo por sí solos en la actividad privada. Los populistas que supimos conseguir les dieron lugares en la Administración Pública a mucha gente lo que constituía un engaño porque hacían poco y nada que fuera útil y que obligó a aumentar los impuestos en muchos supuestos a gente que tenían menores ingresos que los beneficiarios de esas aparentes fuentes de trabajo. A esos empleos les falta lo esencial: Ser un instrumento de formación de la personalidad del que los realiza y que siempre contienen la apertura a posibilidades no soñadas. El trabajo es una invitación a la alegría de hacer algo bien hecho y no la resignada aceptación de saber que cada día se es menos porque no se aprendió nada. La dirigencia política tiene que inventar trabajo que sea un aporte a la dignidad de quien lo hace y no una carga para la comunidad porque es la ficción de una labor. Deben estimular a quiénes ingresaron al Estado sin preparación adecuada a que también busquen un lugar del que se enorgullezcan en el quehacer social y ayudarlos a reconvertir sus idoneidades para ser útiles y no una carga pública, obstáculo del desarrollo argentino.

El Banco Central debe aprender la lección de la historia: El impresionante desarrollo argentino hasta el golpe fascista del 4 de Junio de 1943 se realizó sobre la base de un tipo de cambio correcto, tasas de interés accesibles y finanzas públicas sanas que exigen que no se nombre empleados públicos que no hacen falta. Es imprescindible tomar el rumbo adecuado y aplicar la receta que fue exitosa y que exigen las circunstancias. Tan sencillo como esto. CAMBIEMOS.

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