Por Raúl Cuello.-

Con esta muestra elogiable de ingenuidad y sinceridad, al mismo tiempo, el Ing. Macri desnuda el estado de indefensión en que nos encontramos los argentinos, cuando afirma que el Estado está destruido. ¿Que necesitaba para llegar a esta conclusión?, ¿Qué se fugaran tres sicarios de un penal de máxima seguridad? La respuesta es de tipo dual, o Macri lee poco acerca de las dificultades, zozobras e indefensión que vivimos diariamente, o vive una realidad que lo abstrae de los acontecimientos que, en palabras de un filósofo político contemporáneo” son simples sensaciones[i]”.

Sin embargo y a pesar de cualquier especulación que se haga al respecto, fue elegido como nuestra máxima autoridad, por su mérito de pelear desde abajo y derrotar a gobiernos continuados de ideología populista, que se mantuvieron varias décadas en el poder. Fue elegido para arreglar nuestros por su capacidad, pero para resolver problemas y no para contarlos lo que se siente y se ve.

Una lección que no debía desconocer Macri es que el Gobierno (P.E. y Parlamento) son votados por los ciudadanos según períodos establecidos en la Constitución Nacional y tienen prefijados el tiempo para sus mandatos. Dicho de otro modo, son poderes temporales en nuestra organización nacional. Sus integrantes llegan por el voto y concluido su tiempo deben irse. Así lo establece el sistema democrático.

Ese Gobierno que dicta Leyes y las ejecuta, desarrolla su acción sobre una súper estructura burocrática, que debe ser jerarquizada y jerarquizable, prestigiada y prestigiable. Por definición es una burocracia y necesariamente meritocrática. Ese Estado debe ser el mínimo e indispensable, para posibilitar la capacidad creadora de productores y trabajadores y aumentar el bienestar del habitante de nuestro suelo.

Lamentablemente, desde hace largos años vengo insistiendo en que “Argentina carece de Estado[ii], pero nunca llegué a calificarlo, como acertadamente ha hecho el Presidente al afirmar enfáticamente, “que está podrido”, juicio con el que coincido. Y cuando se reemplaza el Estado por un grotesco como el que tenemos desde hace doce años, las instituciones burocráticas de administración y control, son penetradas por la corrupción que deja abierta la puerta para el accionar de las mafias. El narcotráfico nos era ajeno y hoy somos productores y exportadores de drogas, como tenemos la trata de personas como delito que va más allá de cualquier calificativo, el tráfico de armas, todos ellos a la vista y paciencia de las autoridades y peor aun con la participación y complicidad de una parte sustantiva de las mismas, independientemente de la jerarquía con que estén revestidas. Civiles o uniformadas, Nacionales, Provinciales y Municipales. Naturalmente hay quienes se destacan por su probidad, pero ante la desidia que los enmarca terminan afectados por lo que denominó “la fatiga del bueno”.

Y sin Estado no hay futuro, porque todo el sistema se impregna de obstáculos, desde el “kiosco” (p.ej. un inspector municipal, un policía en la ruta, etc.) al que se debe aportar un óbolo para efectuar un simple trámite o circular, hasta vivir en la inseguridad que surge de niños convertidos en soldaditos a los que se les paga con pacos para ser asistentes de los dealers de la droga, mientras la policía, los fiscales y los jueces desconocen esa realidad miserable. Todas las expresiones del delito conocidas por las fuerzas que deben ser protectoras de cada uno de nosotros están vigentes y despenalizadas al amparo de las prácticas mafiosas. Mujeres que desaparecen y no se encuentran más, delincuentes que por más grave que sea el delito logran salir de la cárcel como si entraran por una puerta giratoria. Y acá incluyo el caso del Juez Federal de Salvador Maza (Salta) que protegía el tráfico de drogas desde Bolivia, verdadera vergüenza nacional. ¿Cuándo se le juzgará y que pena se le aplicará? El margen para el escepticismo es muy grande y más si en el sorteo le tocara un juez del tipo de Oyarbide, ejemplo del antijuez.

Sin Estado Moderno, transparente, eficiente, meritocrático y profesional, no habrá futuro. Es la gran asignatura pendiente ahora y de antes. El papelón de la captura de los prófugos de la cárcel de General Alvear, constituyó un baldón para el país y no solo para el gobierno. El sistema que posibilitó ese acto circense es herencia del gobierno de Scioli, cuyo asesor y frecuentador de La Ñata, era Alberto Samid, personaje vastamente conocido. Como lo era para la Presidenta, Hebe de Bonafini, de conductas incalificables en múltiples oportunidades, lo cual no la privó de aprovecharse de los recursos del Estado, lo mismo que Luis D’Elía, conocido por la justicia, o Milagros Sala de la misma estirpe. Y así podría citar a lúmpenes que no solo cobraban estipendios del Estado sino también hacían lo propio con sus familiares. ¿Con semejante “corte de los milagros asesora” que gobernante podía tener un sistema seguridad mejor?

Ahora bien, esta situación debe ser revertida y es necesario que se comprenda que su importancia es de primer orden en la realidad argentina. Sin el ordenamiento del Estado no hay ordenamiento de la economía. La razón es simple, SI EL ESTADO ESTÁ PODRIDO, LAS CIFRAS DEL PRESUPUESTO ¿QUÉ REALIDAD ESTÁN DEMOSTRANDO? No tenemos fuerzas de seguridad, no tenemos justicia porque no confiamos en las fuerzas de seguridad que garanticen procedimientos y que no confiemos no quiere decir que no exista personal confiable, no tenemos agencias de inteligencia, o por lo menos tenemos solo la chapa de tales. Casos como la Embajada de Israel, la AMIA, la muerte del Fiscal Nisman, la desaparición de López en La Plata, todavía están esperando la visita de la dama de túnica blanca, con sus ojos cubiertos y los platillos en equilibrio en su mano. TENEMOS PRESUPUESTOS MILLONARIOS QUE NO SIRVEN PARA MEDIR NADA. Mejor dicho, sirve a quienes se sirven de él.

Pero en el camino de redefinir al Estado alguien debe hacerlo. Es necesario enfatizar que un buen Gobernante se rodea de buenos Ministros, por una razón muy simple. Porque siendo él capaz, no le teme a la competencia intelectual de nadie. Y Macri lo es. La falta de inteligencia de CFK quedaba demostrada en la poca calidad de sus Ministros. Todos mediocres e incapaces con alguna excepción como fue el Ministro de Ciencia y Tecnología del último período.

Pero buenos Ministros implica más que buenas personas. Deben ser funcionales a su cargo que siempre supone tareas complejas. Porque el Estado es una compleja maquinaria de orden superior y muy superior a cualquier empresa. No voy a juzgar a cada uno de los Ministros porque esa es una facultad privativa del Presidente y menos a poco de más 40 días de gobierno. Hay solventes, inteligentes, conocedores de la ciencia económica quienes actúan en esa área, disponen experiencia académica y administrativa. Me refiero mis colegas Prat Gay, Frigerio y Sturzenegger. Todos ellos están probados y son confiables para la sociedad.

Del resto no puedo abrir juicio porque no los conozco lo suficiente ni han tenido la oportunidad de estar en línea con sus antecedentes.

Pero como ciudadano, me ha parecido muy digna la decisión de Patricia Bullrich de poner a disposición de Macri su renuncia, aunque no trascendió lo suficiente. Pero debió haberla hecha de modo indeclinable. Y Macri debió aceptarla como aceptó la de Fernando Niembro, aun cuando las circunstancias sean distintas. Pero en este caso, Bullrich no está capacitada para la tarea que compete a su cartera, ni tiene experiencia para dirigir y encabezar una lucha contra los marginados “más pesados del mundo del delito”. Inclusive, ha perdido crédito frente a fuerzas de seguridad enfrentadas por cuestiones territoriales, que, según la crónica, llegaron a balearse en el Parque Pereyra Iraola (Gendarmería y Policía Bonaerense). Es un ambiente para gente que tenga algo más que voluntad. ESTAMOS TRATANDO DE LA SEGURIDAD EN EL PAÍS. SE TRATA DEL REINO DEL DELITO EN SU VERSIÓN MÁS SOFISTICADA Y QUE NO RESPETA ACTIVIDAD ALGUNA EN LA SOCIEDAD.

El sentimiento de orgullo y autoestima debe llevar A Patricia Bullrich a reflexionar y comprender que su función como Ministra ha concluido a pesar de sus antecedentes políticos, que los tienen y denotan una vasta experiencia. Pero de su curriculum vitae no surge desempeño alguno en tareas de seguridad. Podría afirmarse que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado cuando se produjo la fuga.

Su lealtad, honestidad, y capacidad política, no están en cuestionamiento, pero sí el ejercicio del poder, que requiere algo más que buenas intenciones. Puede ser una penosa decisión del Presidente Macri aceptar la renuncia de su Ministra Patricia Bullrich, pero la patria también le demanda sacrificar a amigos cuando el caso lo requiera. Y este es uno de ellos. Cambiemos significa también terminar con el amiguismo político y privilegiar la idoneidad.

Vale la pena recordar un hecho histórico que algunos recordarán. Hace muchos años, cayó un Boeing 747 de la JAPAN AIRLINES con el pasaje y tripulación completos, todos murieron. Eso ocurrió en Japón. Inmediatamente, el Ministro de Transporte que estaba en su escritorio, ajeno al hecho, renunció porque sintió que cualquier problema en su área era de su propia responsabilidad. El Primer Ministro la aceptó sin siquiera recibirlo. Fue un acto de dignidad y responsabilidad. Algo que correspondiera que hiciera ya que el honor lo imponía. Es que en Japón se trabaja sobre la base del error cero. Y si alguien se equivoca el costo del error debe ser pagado comenzando por el nivel superior. ARGENTINA SERA OTRO PAIS CUANDO LOS ERRORES SE PAGUEN. Y EN LA FUGA QUE FUE SEGUIDA POR TODO EL MUNDO ESOS ERRORES COMPETEN TAMBIEN A QUIE N ESTA A CARGO DE LOS RENUNCIADOS.

Concluyo estas reflexiones aludiendo a un refrán que dice “a confesión de parte relevo de pruebas”. Tiene que ver con un reportaje que concedió Patricia Bullrich al diario Clarín el pasado día 13 (Clarín, 14-1-16, pág. 6, “Tema del Día”). Durante el mismo la Ministra admitió “que obtuvo un gran aprendizaje de los errores del operativo…” Nadie imagina que el comandante de un portaviones le produzca un daño por error y luego confiese que aprendió de su ignorancia. Es indudablemente una confesión de sus propias limitaciones para el cargo que ocupaba. El Estado será de la calidad que procuremos sino quienes están en el Gobierno son los mejores.

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[i] CPN Aníbal Fernández (eximio servidor del Estado)

[ii] Política Económica y Exclusión Social, Ed. Macchi 1998, Bs. As.

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