Por Agustín Monteverde.-

  • La ejecución presupuestaria correspondiente al tercer mes del año, que marca un fuerte deterioro de la situación fiscal, fue divulgada por el Ministerio de Economía, el viernes pasado, poco tiempo antes de la medianoche.
  • El momento elegido para hacerlo -a una hora avanzada, al terminar la semana- no fue casual; con ello se buscó que el informe pasara desapercibido.
  • Los números del trimestre vinieron a confirmar que este año marcará el más elevado desequilibrio fiscal desde la lamentable década del ‘80, del orden del 7% del PBI.
  • Según la contabilidad oficial, marzo cerró con un déficit financiero de $ 27895 MM, 6,3 veces el del mismo período del año pasado, según reconoció el Ministerio de Economía.
  • La cifra, si bien alarmante, oculta una realidad aun más penosa: el desequilibrio real ascendió a $ 33944 MM, duplicándose frente al real de marzo de 2014.
  • El salto no obedece a los intereses de la deuda: el resultado primario real arrojó un saldo negativo de $ 23478 MM, dos veces y media el de igual mes de 2014.
  • La trayectoria es verdaderamente escandalosa: ahora el déficit final real representa 44% de los ingresos genuinos.
  • Los ingresos corrientes sufrieron una fuerte caída real, al crecer nominalmente 13% interanual.
  • La drástica desaceleración se debió a la contracción que sufrieron los giros de utilidades del BCRA, que en marzo del año pasado sumaron $ 12176 MM y esta vez apenas aportaron $ 406 MM.
  • Habíamos advertido que los resultados del BCRA no permitían repetir la magnitud de los auxilios recibidos en 2014.
  • El resto de los ingresos corrientes tampoco exhibieron una performance positiva en términos reales, creciendo 27,4% nominal interanual.
  • En particular, los ingreso tributarios mostraron una significativa caída real, al aumentar 21% interanual en moneda corriente.
  • Los gastos corrientes subieron, en cambio, 40,4% interanual, trece puntos porcentuales por encima de los ingresos corrientes genuinos (es decir, sin rentas de la propiedad).
  • El gasto primario trepó aun más rápido, a un ritmo de 44,1% interanual.
  • Queda claro que el gasto se expande a una velocidad a todas luces insostenible.
  • El gasto primario total aventaja en 17 puntos porcentuales a los ingresos.
  • Aun si tomamos exclusivamente las erogaciones ordinarias, vemos que éstas trepan a un ritmo de 1,5 veces el crecimiento de los ingresos.
  • No sólo eso: en valores absolutos, el gasto corriente a pasado a superar a los ingresos corrientes, aun cuando se incluyan como tales las transferencias de otros organismos (rentas de la propiedad).
  • Las prestaciones a la Seguridad Social se expandieron 45,2% gracias a los aumentos automáticos y los nuevos beneficiarios incorporados por vía de la moratoria previsional.
  • El gasto de operación del Estado trepó 41% interanual.
  • Los subsidios al sector privado escalaron 40%.
  • Las transferencias discrecionales a provincias y municipios reflejaron el manejo clientelar del gobierno, de cara al año electoral, y saltaron 54% interanual.
  • Se observó cierta desaceleración del déficit operativo de las empresas estatizadas, que creció 32% interanual, pero sigue aventajando a los ingresos públicos.
  • Los gastos de capital también dieron cuenta del proceder electoral del oficialismo.
  • Después de estar parada la inversión en obras públicas federales durante casi dos años, ahora saltaron 75% interanual.
  • Aún así la inversión en infraestructura sigue representando apenas la vigésima parte del gasto total.
  • Y las transferencias de capital a los gobernadores amigos estallaron 87%.

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  • El primer trimestre cerró con un aumento de 42% del gasto en términos interanuales, y de apenas 25% en los ingresos.
  • Con estos números, en los primeros tres meses de 2015 el déficit final casi se cuadruplicó y sumó nada menos que $ 70990 MM: por su parte, el desequilibrio primario estalló y se multiplicó por 25 (sí, veinticinco).

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  • Lo que ocurre es que el año pasado los ingresos estaban muy inflados por la enorme magnitud del auxilio de los organismos descentralizados; esas transferencias cayeron $ 4530 MM, lo que equivale a una cuarta parte de lo recibido un año antes.
  • Si descontamos esas ayudas, el aumento de los desequilibrios reales fue menor: el déficit financiero saltó 116% y el primario 140%.
  • Si algo queda en descubierto, es el perverso manejo que ha hecho siempre el kirchnerismo del Presupuesto: mientras que el déficit fiscal proyectado para todo el año fue $ 50000 MM, en sólo tres meses ya se superó en $ 21000 MM.
  • Cuando afirmamos que esta trayectoria es insostenible, no lo decimos en forma retórica sino literal.
  • La proyección de este déficit trimestral en función de la evolución mensual de los últimos dos años arroja un déficit final para todo 2015 de $ 530000 MM.

Déficit final acumulado (sin transferencias organismos descentralizados)

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  • Financiar ese agujero fiscal con emisión requeriría una duplicación de la base monetaria en los restantes nueve meses.
  • Más allá de lo alarmante de estos números, se pueden extraer algunas conclusiones para la política fiscal que deberá llevar a cabo la próxima administración.
  • En primer lugar, debe quedar claro que no podrá seguir echándosele la culpa del déficit a los subsidios al sector privado, como les gusta hacer a los asesores de algunos candidatos.
  • Las transferencias al sector privado aumentan 35% interanual, lo que no es poco.
  • Pero es el resto del gasto escaló 44%.
  • Los servicios de la deuda han pasado a gravitar fuerte en el desequilibrio fiscal.
  • En el primer trimestre los intereses en moneda local saltaron 46% interanual.
  • Y los intereses de la deuda en moneda extranjera estallaron 178%.
  • Ambos renglones representan más de un tercio del déficit final.
  • Las soluciones contables ya no sirven para disimular la ruinosa gestión fiscal.
  • Las pseudo utilidades a distribuir durante el resto del año por el BCRA apenas alcanzarán para enjugar el déficit del primer trimestre.
  • El Fondo Jubilatorio cargó con el grueso del esfuerzo de asistencia al Tesoro, aportando 91% de las transferencias efectuadas por organismos descentralizados.
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