Por Guillermo Cherashny.-

Ya señalamos que el cristinismo había dejado una pesada herencia económica, como el atraso cambiario y tarifario, entre otras distorsiones, a las que sumaba el default. Y este asunto el gobierno lo manejó muy bien y esta por concretar una negociación exitosa con los holdouts, que es inminente. Pero al gobierno le cuesta mucho la salida al mercado voluntario de deuda, ya que le están pidiendo entre el 8 y 8,5% anual, que es una tasa muy alta, lo que demuestra que la confianza en las inversiones que generaba el triunfo de Cambiemos no se produjo, por una simple razón, que es que la política económica gradualista de Macri, Durán Barba, Peña y Prat Gay no logra disminuir ni el déficit fiscal ni la inflación. En efecto, el aumento de las tarifas reduce el déficit pero las tasas del 38% que paga el Central por las Lebac continuó con la estanflación que dejo el cristinismo, aunque se está agravando, ya que con suerte este año la economía caerá el 2% y la inflación llegará al 36% lo que muestra un panorama desolador que el gobierno agrava al mantener subsidios inexplicables como los 5.000 millones de dólares a las petroleras y los 1.500 millones de dólares que reciben las armadurías de Tierra del Fuego como la de Nicolás Caputo, que repite los televisores y celulares Samsung armados, los desarma y los arma de nuevo en la empresa Mirgor, cuyas acciones subieron el 500% anual en 2015 y le permiten ser el futuro vicepresidente del Merval y el otro gran «armador», Cherñajovsky, de Newsan, muy vinculado a Guillermo Moreno con la excusa del trabajo de los fueguinos. En realidad si el gobierno quiere subsidiar a los trabajadores, le costaría 200 millones de dólares al año y no 1300 para beneficiar a Caputo y Chernajovsky. Las tasas del 38% que paga el Central se deben a que el dólar se escaparía a 20 pesos, que está mucho más cerca del tipo de cambio de equilibrio porque hoy hay atraso cambiario pero esas tasas le generan al BCRA un interés mensual de 15.000 millones de pesos en el llamado déficit cuasi fiscal que si se suma al déficit que dejaron los K, la conclusión es que esta año el déficit crecerá en vez de bajar y de ahí la tasa del 8,5% que pide el mercado.

Así las cosas, el gobierno no acertó con las medidas para paliar la pesada herencia y está empezando a generar malestar, aunque todavía hay esperanzas en la mayoría de la opinión pública, que desconoce estas distorsiones agravadas, y el gobierno puede repetir los horrores económicos del gobierno de De la Rúa donde bajaba el gasto publico y le bajaba la recaudación, mientras el gasto público y el déficit seguían creciendo como el perro que se muerde la cola.

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