Por Guillermo Cherashny.-

La semana pasada, Martín Guzmán, un economista argentino que enseña en la Universidad de Columbia en Nueva York junto al premio Nobel Joseph Stiglitz, declaró al matutino «El Cronista» que el gobierno próximo de Alberto Fernández debía reperfilar los vencimientos de la deuda interna y externa. Por reperfilar entendía Guzmán una reestructuración «amigable» con los tenedores de deuda. Pero como el tiempo apremia, fue el gobierno de Macri y su ministro Hernán Lacunza, quien anunció también que se reperfilarían los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional y eso significa pasar de un acuerdo stand by a un acuerdo de facilidades extendidas, es decir a 10 años, ya que los vencimientos de los años 2021/22 lucían impagables. Ahora recién comienza una larga negociación que empezará este gobierno y el que surja de las elecciones del 27 de octubre.

En principio, el gobierno reperfila los vencimientos de las LETES, LECAP y LECER, es decir, los bonos emitidos por el tesoro argentino, y la cifra a negociar es de unos 20.000 millones de dólares en manos de inversores institucionales que utilizan las empresas para el giro diario, lo cual genera un problema serio a la economía.

Esta decisión obedece a que el tesoro y el BCRA no tienen los dólares para impedir la suba del dólar y para pagar los vencimientos de la deuda interna y externa y la que se tiene con el FMI, que en un comunicado dijo que están analizando la propuesta del gobierno, que también lo giró al congreso nacional para que se debata en el cuerpo legislativo la reperfilación de los vencimientos en un proceso que recién comienza. En cuanto a las LELIQs, es decir las letras de liquidez que emite el BCRA, siguen vivitas y coleando y no les alcanza el reperfilamiento.

Así las cosas, no se anunció un default, pero es algo parecido, aunque no es unilateral sino que es «amigable», si los tenedores aceptan, ya que, hoy por hoy, no les queda otra opción que decir que sí.

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