Por Raúl Cuello.-

En mis últimas notas he destacado las cualidades y calidades de algunos de los miembros del elenco ministerial y cercanos colaboradores, que componen el equipo del Presidente Macri. Obvio es manifestar que la idoneidad, honradez y capacidad de gerenciamiento que puedan tener, algunos en mayor medida que otros, es una condición necesaria, pero no suficiente, para alcanzar el éxito que todos los argentinos deseamos al actual gobierno.

Las reflexiones que siguen tienen su origen en una noticia que mereció “la tapa” de La Nación del pasado día 5 de enero y se relacionaba con una disposición adoptada por la Vicepresidenta y titular de la Cámara de Senadores, Sra. Gabriela Michetti.

Allí se daba cuenta de la baja de 2035 empleados nombrados en la planta permanente a lo largo de 2015 por Boudou. Al mismo tiempo, Michetti dispuso el análisis de la recategorización de otros agentes, que el mismo ex Vicepresidente dispusiera en los últimos días de “su mandato”, tarea que estará a cargo de una Comisión Revisora. En palabras de ella “estamos hablando de más de 1000 millones de pesos que se gastarían en sueldos, pero podrían y deberían destinase a otros fines”.

Es obvio que Michetti no conoce la verdadera situación económica y que, como he dicho repetidas veces, no es consecuencia del déficit presupuestario sino la magnitud del gasto público. Pero aun si está confundida, debería saber que lo que se ahorra no es para direccionarlo en otra partida de gasto, DEBE SER PARA BAJAR EFECTIVAMENTE EL GASTO. Su acción es buena pero la finalidad equivocada. Entre otras razones porque el gasto en personal del sector público es excedentario en un billón de pesos.

La inflación origina todas las disrupciones de la economía, altera los precios relativos, disminuye el salario real, aumenta las tasas de intereses, produce atraso cambiario, y todo eso tiene su antecedente en un gasto público que los argentinos no podemos soportar y que nos conduce, como país, a un destino nada venturoso. El gobierno K se sostuvo sobre la base del hiperdimensionamiento de un Estado que, siendo indulgente con el juicio, sirve para muy poco ya que es una cáscara carente de contenido.

Siguiendo con el caso Michetti, cada Senador tiene en promedio, casi 90 empleados a su disposición que si se multiplican por 72 dan 6300 auxiliares, que, si concurrieran al mismo tiempo a “sus tareas”, no tendrían espacio disponible, todo para hacer nada por falta de funciones y de capacitación. Mejor dicho, por su inutilidad.

Michetti haciendo lo suyo, ha contribuido con casi nada a la pléyade de burócratas con que el aparato del ex matrimonio presidencial amasó su poder, dado que el crecimiento consolidado desde Municipios a Nación, pasando por Provincias se acrecentó en 2 millones de personal descartable desde el año 2003, muchos de ellos familiares de los familiares y amigos de los amigos. Y para darle racionalidad a la irracionalidad se crearon reparticiones para hacer nada. El Ministro Lombardi, como Michetti, está contribuyendo en el área de su influencia, pero ambos ejemplos, elogiosos, por cierto, como también el de Todesca, dan por resultado, menos que un puñado de arena en la Costa Atlántica.

Seguramente hay más, pero debiera conocerlos la opinión pública para destacarlos y estimularlos. Serían el ejemplo a seguir. Sería interesante que, en su carácter de Vicepresidente, Michetti diera a conocer un inventario de todo lo que sobra en el Estado que nos debe servir a todos. El caso de la comedia de la triple fuga es elocuente, si es que queremos medir la eficiencia de nuestras fuerzas de seguridad. Y que lo hacen de tal manera que incumplen su función y ponen en ridículo a las autoridades provinciales y nacionales

Basta con ir a muchos de los Municipios de cualquier Provincia y encontrar que el 90% del Presupuesto se asigna a personal, la mayoría del cual no concurre más que unos pocos minutos para justificar la asistencia y se marchan sin vergüenza alguna, a la vista y paciencia de los contribuyentes. Como es conocido, no son pocos los que llegan, cuelgan el saco de una percha y regresan a la hora que deberían concluir su tarea.

El caso paradigmático de esta semana es el del intendente de Caucete (San Juan) que nombró a sus dos hijos de 18 y 19 años como Secretarios (el menor de Deportes por saber jugar al vóley), a su esposa y a su hermana en cargos relevantes todos. La defensa que hace el autor de esta verdadera defraudación al erario público, la hace argumentando que las autoridades anteriores hicieron lo mismo y “sus herederos” están en el Municipio.

Ejemplos de Presidentes y Gobernadores (los K, Menem, Duhalde, Alperovich, Fellner, Scioli, Juárez, Guzmán, etc., etc.) sobran y que al retirarse se ubican como Senadores para seguir expoliando a las arcas públicas. Y claro está el mal ejemplo que fluye de los estratos superiores, va horadando todas las estructuras de mando burocráticos.

El argumento de quienes se oponen a la racionalización en el Estado es el de desempleo. “¿Dónde va a ir a trabajar esa pobre gente?” La respuesta es “¿donde estaban antes?” Mientras tanto los jubilados tienen ajustes con seis meses de atraso, los hospitales carecen de recursos, en tanto que las oficinas públicas plagadas de incompetentes y no pocos corruptos. La resistencia vendrá, como siempre, de los Sindicatos Estatales, acompañados de políticos funcionales entre sí.

Pero la sociedad debe comprender que esto no es gratuito y que ejemplos como el de Caucete, o el de Menem, Boudou, Jaime, Schiavi y tantos más, procesados y ausentes consuetudinarios a sus bancas de Senadores cuando llegan a ellas, les permite   cobrar sus dietas y ocupar oficinistas, pero si salimos del Congreso, también se encuentra a pocas cuadras de Plaza San Martín y sobre ella misma, múltiples ejemplos de burocracia inútil, como es el caso de la Cancillería, albergue de funcionales al poder político.

Si se quiere tener un buen concierto, hay que darles a los músicos la misma partitura y los instrumentos afinados. Para que los artistas ejecuten al pie de la letra cada orden del Director. En el caso de la economía, la partitura debe ser acá y ahora, “Bajar el Gasto Público” y no asignar lo que se ahorre a gastos diferentes. EL PAIS NO AGUANTA QUE LOS INCAPACES TOQUEN LA MUSICA QUE QUIERAN, COMO ES EL CASO DEL INTENDENTE DE CAUCETE.

Los Padres Fundadores no dedicaron ningún artículo de la Constitución a ordenar que los ciudadanos sean “conducidos con mochetas similares a los toros de estancias”. Quisieron otra cosa, ¿Qué cosa? Tome la Constitución Nacional y repásela si es que la leyó alguna vez. El gobierno merece nuestra confianza, pero no debe perder de vista que en octubre de 2017 son las elecciones de “medio término” que está obligado a ganar. Si es que piensa en un país distinto al que recibió y sufrimos.

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