Por Guillermo Cherashny.-

El gobierno, desde China y Japón, empezó a analizar las consecuencias de la crisis de Brasil, donde apareció un audio del presidente Michel Temer avalando que João Baptista, CEO de JBS, el frigorífico más grande de Brasil sobornara a Eduardo Cunha con su consentimiento para que no abra la boca.

Cunha fue el presidente de la Cámara de Diputados del país hermano que movilizó el juicio político a Dilma y que luego fue desaforado y preso por coimero y que, si habla, puede comprometer al presidente Temer.

Esta crisis motivó una caída de la bolsa del 8% y una devaluación del real del mismo número; y en nuestro país, el Merval cayó 2,9% y el dólar se escapó a 16,27%, que sería una buena noticia para superar el atraso cambiario si no forzada.

En efecto, el tipo de cambio está atrasado en un 30% por lo menos pero el gobierno lo podría corregir si bajara la tasa de interés, pero se le escaparía la inflación. Pero si mantiene la tasa alta, la inflación sigue subiendo, por lo cual está en un callejón sin salida.

La crisis de Brasil lo afecta mucho, porque el país hermano, al subir el dólar, nos llena de importaciones y además dificulta nuestras exportaciones hacia Brasil, y la economía de ese país, que estaba arrancando y dejando atrás la recesion de cuatro años, es muy probable que se vuelva a caer nuevamente hasta que no solucione esa crisis, quizás con la renuncia de Temer y un llamado a elecciones anticipadas que podría llevar un tiempo mayor a seis meses, lo que haría mucho daño a nuestra economía, que está arrancando levemente en forma imperceptible y sólo en las palabras del desgastado Nicolás Dujovne, el ministro de hacienda.

Gran parte de la estanflación argentina se debe a la crisis de Brasil y ayer, cuando la provincia de Buenos Aires estaba por tomar 500 millones de dólares del mercado internacional, tuvo que suspenderla porque la tasa de corte subió porque el riesgo país subió el 2,9%.

Así las cosas, la crisis de Brasil no hace otra cosa que demorar nuestra ansiada recuperación, que cada vez está más lejana, ante la inminencia de las elecciones legislativas.

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