Por Guillermo Cherashny.-

Cuando un periodista del Newyorker le hizo un reportaje a la presidente y le preguntó sobre el caso Nisman, antes de aquél terminara la pregunta, CFK repitió varias veces las palabras bad information. Es decir, mala información o carne o pescado podrido en la jerga periodística. Pero ayer en la City, el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Cristian Girard, decidió, de acuerdo con Axel Kicillof, algo que aquel periodista anticipó: que los bonos dolarizados de los fondos de inversión se cotizaran al dólar oficial de 9,40 pesitos. Y esto destruyó el contado con liqui, la operación que se hace comprando con pesos bonos nominados en dólares para transferirlos a una cuenta en el exterior en billetes. También lo utilizan los importadores para traer mercaderías como perfumes y delicatessen como salsas, fideos, arroz y condimentos de Europa, que están a un precio muy alto pero que las clases acomodadas compran igual.

Un fracaso y millonarios

El efecto que buscaba la cartera económica se dio, ya que el contado con liqui bajó casi un peso al quedar en $ 13,20 y, como el blue se forma a partir del precio de esa operatoria, el mismo debiera bajar pero subió a casi $ 16. O sea, un completo fracaso a treinta y pico de días de la primera vuelta. Pero sí fue un gran negocio para los que sabían lo que iba pasar. Entre ellos, seguramente los Kicillof boys, que seguro hicieron una gran diferencia, igual que los banqueros amigos, más conocidos como «las manos amigas», que son los vendedores de bonos que aparecen a última hora para bajar el blue. Esta decisión es muy nociva, porque es una semi-pesificación de bonos dolarizados. Jugó en esto la desesperación del ministro de no poder parar la suba del blue, porque las instituciones oficiales y bancos amigos no quieren vender las últimas remesas de bonos que les quedan. Pero a más de 30 días de las elecciones, que el dólar blue pueda llegar a 17 ó 18 pesos sería una luz roja. De ahí esta medida desesperada que tiró abajo el mercado de bonos, la bolsa local y las acciones argentinas que cotizan en Wall Street, que cayeron a un promedio cercano al 10%.

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