Por Guillermo Cherashny.-

El INDEC publicó que el PBI de septiembre se cayó el 3,7% y, según la consultora Ferreres, en octubre la economía cayó el 2,8% y el consumo, en septiembre, bajó el 21%, mientras que el índice de consumo de la Universidad Di Tella dio el número más bajo del año 2016.

Toda esta catarata de datos negativos demuestra cabalmente que el segundo semestre fue peor que el primero y ahora, sin mucha esperanza, se cree que el PBI rebotará en forma amarreta entre abril y mayo del 2017, con lo cual el arco se va corriendo permanentemente hacia mitad del año que viene y su explicación está en la alta presión impositiva y el creciente déficit fiscal, que impedirán un crecimiento vigoroso.

Hasta Miguel Bein, que anunciaba que la economía crecería el 5% en el año 2016, ya lo redujo al 3%, porque el campo, agobiado por la presión impositiva y el endeudamiento, apenas aportará el 1% de crecimiento y quizás otro 1,5% la obra pública.

En estas condiciones, mientras la reactivación se demora, el presidente Macri, en forma irresponsable, manda a Elisa Carrió a denostar a la oposición que apoya al gobierno y a la dirigencia sindical, y ya logró un resultado adverso: el senado rechazó la boleta única electrónica y se profundiza la grieta con los ataques irresponsables de Carrió contra propios y extraños. De ahí que el año que viene o se produce un crecimiento amarrete o bien el colapso que anunció Roberto Lavagna.

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