Por Juan José Guaresti.-

Algunos estudiosos, seguramente una parte del empresariado, tal vez algún político, productores agropecuarios, periodistas o simples curiosos, se preguntan la fecha de la devaluación en la Argentina. Saben que está cerca pero no menos saben que si supieran el día y aún mejor la hora, se harían ricos. Vamos a tratar de darles algunas pautas que quizá puedan hacerlos salir de pobres o salvar su campo, su empresa o su matrimonio o lo que fuera. De todas maneras advierto al lector que dudo que se pueda sacar al país del pantano en que se halla, si lo único que se intentara hacer es solamente llevar a cabo una devaluación. La administración que se va, ha hecho tantos desastres que hacer la cuenta de aquellos es, por sí sólo, una hazaña. No hablemos de lo que significaría arreglarlos.

Vamos a desarrollar en las líneas siguientes los antecedentes que nos pueden conducir a develar la incógnita que plantea el título del artículo.

El TIPO DE CAMBIO SOBREVALUADO DESALIENTA EL INGRESO DE DIVISAS.

El tipo de cambio o sea el valor que tiene la moneda argentina en términos de la extranjera, está completamente sobrevaluado.

Nuestro Gobierno ha fijado arbitrariamente un valor para la moneda nacional en términos de dólar (algo así como 9 pesos por dólar) inferior en pesos al que naturalmente tendría si aquel respondiera a los aumentos habidos en los precios internos. Como si esto fuera poco, cada día que pasa, aquel valor establecido por el Gobierno sin ningún estudio que lo respalde, ostensiblemente se aleja de la realidad, lo que permite decir que cada mañana estamos, en esta materia, peor que la víspera: Los dólares con los cuáles adquirimos mercaderías importadas son cada vez más baratos comparándolos con lo que suben los precios internos. Esa “ventaja” ficticia desaparece si pensamos en quienes obtienen mediante su dedicación y esfuerzo, las mercancías que se exportan y son pagadas en moneda extranjera: Esos productores reciben pocos pesos por los dólares que entregan. Aquellos pesos que no les alcanzan porque los precios internos de lo que necesitan para producir lo que exportan, son muy altos. Como aún no se inventó la manera de trabajar perdiendo dinero, poco a poco disminuye la cantidad de lo exportado. Sus habituales productores se van fundiendo, cierran sus empresas, despiden a su personal y a veces, no pueden pagar a sus acreedores. Los muchos frigoríficos que exportaban carne vacuna que debieron ser cerrados porque debían comprar en pesos y vender barato en dólares por debajo del costo, son un buen ejemplo de esta situación.

Este tipo de cambio artificialmente deprimido, es de temer precisamente porque cierra la principal canilla genuina de recibir divisas. La experiencia argentina en la materia es vastísima y aterradora. La última, conocida por “convertibilidad”, en donde el dólar se estableció por ley en un peso igual a un dólar, estalló cuando los depositantes a plazo fijo en dólares y en pesos se dieron cuenta que el precio de la divisa extranjera estaba completamente reñido con la realidad como ahora, y que no había divisas en el Banco Central para devolverles su dinero. En aquella época había otro hecho de intolerable imprevisión y que califica a las autoridades económicas de aquella época muy negativamente: El Banco Central permitió que los bancos prestaran en dólares a quienes ganaban en pesos, lo que contraría elementales principios bancarios. Cuando el dólar adquirió su real valor en plaza y el uno a uno fue substituido por el $ 2,60 a 1, los deudores de los bancos no tenían como devolver sus préstamos. La solución que se encontró a este problema por las administraciones del Dr. Duhalde y del Dr. Kirchner fue despojar a los ahorristas de los bancos, de una significativa parte de sus acreencias. La Corte Suprema en su actual composición avaló la confiscación. Nuestro Banco Central, al costo de centenas de miles de perjudicados, aprendió esa lección elemental y el problema mencionado, afortunadamente, hoy no lo tenemos. Lo que, en cambio, existe, como en experiencias anteriores, es la dificultad para colocar la producción argentina en los mercados mundiales por la sobrevaluación cambiaria, que quita un incentivo vital para invertir en nuestro medio, crear empleos dignos y poner en funcionamiento la capacidad creadora y la inventiva de nuestros compatriotas. La Argentina debe retornar a los mercados mundiales, competir afuera, demostrar quiénes somos y que podemos hacer y no conformarnos con un subsidio o un plan trabajar. Este tipo de cambio reprimido está destrozando a industrias que incursionaban con éxito en el exterior como la olivarera, la vitivinícola, la venta de servicios y de maquinarias de la mas variada índole, la turística, etc., etc. que proporcionaban moneda extranjera, industrias que ahora están en severa crisis.

EN LUGAR DE EXPORTAR MÁS Y MEJOR Y CONSEGUIR DIVISAS SOBRE LA BASE DE INSTALARNOS EN LOS MERCADOS EXTRANJEROS, NUESTRO GOBIERNO ELIGIÓ EL APOCAMIENTO DE CREAR EL “CEPO CAMBIARIO”. EL RESULTADO FUE EL CIERRE DE FUENTES DE DIVISAS QUE VENDRÍAN A INVERTIRSE EN EL PAÍS Y QUE NECESITAMOS IMPERIOSAMENTE.

El denominado “cepo cambiario” consiste en no permitir a las empresas de capital extranjero, enviar las utilidades que hayan obtenido o las regalías que se les hayan pagado en el país por el uso de patentes o concesiones de la índole que fueran y, además, trabas de distinta índole para importar insumos o repuestos fabricados en el exterior o para adquirir moneda extranjera por los particulares. Ese “cepo cambiario” genera una deuda en divisas que asume el país con quienes tienen derecho a enviarlas al exterior o dificultades de toda índole a quiénes utilizan productos extranjeros en su desenvolvimiento económico. En un mundo global son muy escasos los bienes que no tienen directa o indirectamente un componente importado. No importar implica producir menos de lo que se puede. El marxismo-trotskismo-populismo imperante no quiere empresas pujantes, que tengan utilidades y que libremente actúen en el mercado. Necesita que estén sometidas a su capricho. El resultado es que el Estado tiene menos divisas disponibles para hacer frente a las necesidades de la economía. El “cepo cambiario” ha originado el mercado negro (“blue”) del dólar, en el que, curiosamente, no sólo es el Estado el principal oferente sino que sabe que el 92% de los que le compran dólares, los venden en las 24 horas subsiguientes en el mercado “blue”… que supuestamente es ilegal. Es la manera que encontró el Banco Central para impedir que el “blue” suba mas allá delo que el gobierno encuentra razonable. No se puede olvidar que esta operatoria le cuesta diariamente muchas divisas al Banco Central, sangría que se incrementa día por día. Correlativamente el Banco Central tiene menos reservas para cumplir con su misión de resguardar el valor de la moneda. En el día de la fecha, 12 de Julio, en un artículo del acreditado periodista Alcadio Oña, aparecido en Clarín, se deduce que en los 12 meses que van de Enero a Diciembre de 2014 el Banco Central entregó a particulares por este motivo casi 3000 millones de dólares, que es aproximadamente lo mismo que en los seis meses que van de Enero a Junio de este año… Al paso que vamos, se van a necesitar, por lo menos, otros 3000 millones de dólares para “tranquilizar” al “blue”…

LA MADRE DEL BORREGO.

La presente administración se ha distinguido por gastar a troche y moche mucho más allá de los gastos presupuestados -que también son excesivos-, dar subsidios de todas clases, invertir mal, poco y caro y nombrar multitudes de parientes y amigos en cargos públicos sin antecedentes ni concursos de índole alguna. La cantidad de empleados públicos ha crecido desmesuradamente en los tres poderes del gobierno nacional, y los gobiernos de provincia y municipalidades no les vienen en zaga. Es por ese motivo que los impuestos han crecido notablemente así como la nómina de los alcanzados por los tributos. Este alud de gastos públicos disparatados ha generado la correlativa necesidad de financiarlos apelando a la emisión de moneda que no tiene justificación en la actividad económica que se realiza y al crédito público en el ámbito nacional. “Afortunadamente” nuestro gobierno carece de credibilidad en el exterior, de manera que le es muy difícil endeudarse en manera extranjera, salvo que acepte tasas de interés que solamente se le ofrecen a los países en quiebra.

MIENTRAS NO SE TENGAN FINANZAS SANAS, LO QUE SIGNIFICA NO GASTAR LO QUE NO SE PUEDE GASTAR, NO VAMOS A CONSEGUIR LAS DIVISAS QUE REQUIEREN LAS INVERSIONES QUE NECESITAMOS Y VAMOS A SEGUIR PERDIENDO LA MONEDA EXTRANJERA QUE TENGAMOS.

La guerra contra la pobreza, la desigualdad, la enfermedad y la carencia de oportunidades para quienes las merecen, empieza con el celoso cuidado del dinero que entregó el pueblo a sus gobernantes confiando en su honorabilidad y sabiduría. Ese cuidado no existe actualmente.

LAS COLOCACIONES DE PLAZOS FIJOS A CORTO PLAZO (30 Y 60 DIAS) SON UNA AMENAZA A LA ESTABILIDAD CAMBIARIA.

La cantidad de moneda circulante derivada de las emisiones disparatadas que se han hecho para financiar los gastos del Estado, es altísima y lógicamente presiona el alza de los precios. Pese a lo que algunos funcionarios públicos han dicho que esa moneda no causa inflación, otros funcionarios saben que sí la causa y decididamente influye en el precio de la moneda extranjera, entre otras mercaderías. Como no pueden admitir que se les dispare el “blue”, los funcionarios que han leído por lo menos un apunte estudiantil sobre esta materia, no han tenido mas remedio que salir a retirar dinero del mercado como se pueda. Entre otras ideas “geniales” que han pergeñado para retirar moneda del mercado, han emitido deuda pública a tasas altas y en lo que concierne al sistema bancario, se ha elevado la retribución de los plazos fijos. El mercado, ávido de ganancias rápidas, ha adquirido títulos públicos y depositado dinero en los bancos a 30 y 60 días. El resultado “tranquilizó” aparentemente al “blue” durante un tiempo. Las cabezas mas experimentadas, en cambio, no olvidaron que un plazo fijo a 30 días y aún a 60 días, es casi dinero líquido porque el plazo máximo es corto y porque una parte considerable de ese dinero, por la mecánica del depósito cuyo término se va acortando diariamente, está colocado a los días que realmente faltan para el vencimiento. Un plazo fijo de 60 días, al día siguiente de imponerlo, está colocado a 59 días. En el día 55 contado desde la fecha en que el dinero ingresó al Banco por un plazo fijo, resulta que se puede retirar el dinero a los 5 días.

En un excelente artículo firmado por Daniel Fernández Canedo en Clarín del 9 de Julio pasado, titulado:”Montaña de plazos fijos frente a las urnas” se informa que los depósitos privados alcanzaron a los $ 360.000 millones y que desde fines del año pasado crecieron 85.000 millones. Esta última cifra, siguiendo al articulista, equivalen a 13,60 el dólar a 6000 millones de dólares.

Javier Blanco, otro periodista de no menor envergadura, dice en La Nación del día sabado11 de Julio pasado, que se había notado un crecimiento del stock de plazos fijos en lo que va del año “…en algo mas de 91.000 millones de pesos( de $ 281.600millones a 373.100 millones)”.

Sustancialmente ambos articulistas coinciden en la información. Si solamente-decimos nosotros- lo que han crecido los plazos fijos en el año que equivalen a aproximadamente 6600 millones de dólares a razón de $ 13,60 por dólar, se retiraran del sistema financiero y se volcaran a comprar “blue”, este alcanzaría un precio estratosférico. No habría con que pararlo. En suma, en una circunstancia como la nuestra, los plazos fijos multimillonarios a “corto plazo” son un peligro para la estabilidad cambiaria porque el crecimiento de la moneda en plaza para pagar desatinos termina en acrecentar el apetito de la gente por comprar dólares. Es mucho mejor tener finanzas sanas.

LA FECHA DE LA DEVALUACIÓN.

Los hechos expuestos en el presente artículo respecto a que la presente política económica desalienta la obtención de divisas genuinamente, hablan por sí solos. La política energética que no hemos tratado en este artículo ni en el anterior, supera todo lo conocido y por conocer, porque de perseverar en este camino no solo nos va a dejar sin divisas sino también sin luz y sin gas.

En lo que concierne a la fecha dela devaluación ya la habíamos adelantado en el Informador Público en el artículo publicado el 15 de marzo pasado titulado: “LA POLÍTICA CAMBIARIA, FISCAL Y MONETARIA DEL GOBIERNO PUEDE TERMINAR ANTICIPADAMENTE” Allí dijimos: “Hoy sabemos que el nuevo gobierno que surja de las elecciones de Octubre venidero inevitablemente va a devaluar la moneda porque no tiene mas remedio que hacerlo por razones económicas y políticas. Los mercados saben eso. No menos saben, quiénes estudian los temas económicos, que los mercados se anticipan a los hechos, cuando están seguros que esos hechos van a ocurrir inexorablemente”. “En conclusión, es posible que nos encontremos antes del 10 de Diciembre de 2015, con una devaluación decidida por el mercado, anticipándose a la que realizarían los candidatos que asuman el nuevo gobierno. La sobrevaluación cambiaria guarda siempre en su seno la posibilidad de corregirla y terminar con los perjuicios que ocasiona”.

Casi cuatro meses mas tarde, hemos reproducido aquí algunas de las frases vertidas anteriormente, aunque ampliando la fundamentación brindada en aquella oportunidad. Mencionamos el trabajo anterior que damos por reproducido íntegramente, por ser obligado antecedente del presente. Solamente debemos agregar que hay dos tipos de devaluaciones: Las decididas por gobiernos, serios, responsables, que han tomado todas las precauciones que han podido adoptar para morigerar las inevitables situaciones adversas que trae una cirugía de este jaez y otras, aquellas en que el gobierno ha sido sorprendido por los hechos, que imponen su lógica brutal en el medio de un desorden generalizado. Nuestros gobernantes tienen la palabra.

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