Por Guillermo Cherashny.-

El gobierno sigue insistiendo que la inflación del 2017 estará en un margen del 12% y el 17% ya es una ficción. En efecto, el aumento de los combustibles del 8% se trasladó a la mayoría de los alimentos y otros rubros y se habla de una inflación del 1,8% y, por los aumentos de tasas, luz y gas, en febrero se proyecta arriba del 2%. Pero en la Rosada no quieren un aumento superior al 20% y así frenaron en el ministerio de trabajo el aumento a los bancarios de Palazzo, quien se puso en pie de guerra. Esto pone a Economía en una encrucijada: o limita los aumentos salariales al 20%, como dijimos, y resigna crecimiento en un año electoral, o pone los pies sobre la tierra y acepta que la inflación sea la de todos los analistas, es decir, el 23%, y fija una pauta salarial del 27%, con lo cual se puede dar la proyección de crecimiento del 3%.

En tanto, el triunvirato de la CGT ya decidió no aceptar la pauta del 20% y, si el gobierno insiste, lanzarán un paro general por el aumento salarial y por los crecientes despidos, ante lo cual Macri debe decidir esa encrucijada: o baja la inflación y soporta paros y movilizaciones con una economía que no crece, o lo hace muy poco o acepta la realidad y acepta una inflación de 34/25% y crecer el 3%.

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