Por Miguel Ángel Boggiano (Carta Financiera).-

A partir de diciembre, Cambiemos pasará a tener más poder en ambas cámaras del Parlamento: se estiman unos 110 diputados (sobre un total 257 diputados) y unos 25 senadores (sobre un total de 72 senadores). Esto indica que el oficialismo pasará a ser la primera minoría en ambas cámaras, pero que tendrá que negociar para conseguir leyes de importancia.

El problema más resonante de la economía argentina, del que se derivan el resto de los problemas, es el alto gasto público. Este tiene dos implicancias inmediatas: 1) Que la reforma impositiva no signifique una reducción de impuestos relevante; 2) Que el Banco Central tenga que emitir pesos para financiar al Tesoro, tanto en concepto de “Adelantos Transitorios” como de “Compra de dólares” que el Tesoro consigue en el exterior para financiar el déficit fiscal.

Respecto de la primera implicancia, si la reforma impositiva no significa una reducción de impuestos, el sector privado seguirá con grandes dificultades para generar empleo genuino. Tampoco vendrán inversiones a la Argentina (sea de argentinos o de extranjeros). Los únicos del sector privado que pueden soportar la carga impositiva actual son aquellos que tienen diferentes protecciones del Estado que se traducen en vender a los consumidores productos mucho más caros y de peor calidad que lo que se consiguen en el exterior.

Respecto de la segunda implicancia, los pesos que se vea forzado a imprimir el Banco Central dificultan seriamente y encarecen su tarea de bajar la inflación e indirectamente imponen un atraso cambiario que afecta la rentabilidad de todos los sectores exportadores.

La herencia de Cristina Kirchner es el empleo público (30% de la ocupación total), que ha llevado el gasto público a la zona del 45%:

La medida que debe tomar Macri para reducir el gasto público de forma inteligente es avanzar y profundizar el Programa Empalme, incentivando con rebajas en las cargas sociales a las empresas que contraten no sólo a aquellos que reciben planes sociales, sino a cualquier persona que esté trabajando en el estado. En la misma dirección, tienen sentido programas de retiro voluntario.

Sólo si se empieza un camino para desinflar el empleo público, se conseguirá bajar el gasto público. Con un menor gasto público, se puede discutir rebaja de impuestos, la inflación podrá retomar el camino descendente y el atraso cambiario irá desapareciendo.

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