Por Guillermo Cherashny.-

Pese a que la estabilidad cambiaria se afianza cada día con el dólar por debajo del piso de la banda cambiaria y esa realidad permitió que Macri subiera su imagen y la de la gestión en todo diciembre, justo después del G20, en enero esa remontada se desvaneció, aparentemente por los aumentos tarifarios y por la agudización de la recesión, que no termina de tocar piso. En efecto, el incipiente retraso cambiario y los anuncios sobre subas de tarifas motivan un parate de la economía de ahí la revalorización de la figura de Roberto Lavagna como alternativa contra Macri o Cristina, porque el ministro de economía asumió en medio de una corrida cambiaria muy fuerte pero no permitió una suba de tarifas en ese momento sino que esperó hasta la asunción Néstor Kirchner en mayo del 2003 para llamar la atención sobre ese retraso tarifario que, tomado por el entonces vicepresidente Daniel Scioli, lo que le valió que le quitaran el manejo de la Secretaría de Turismo y un ostracismo que duró dos años, Lavagna siguió insistiendo hasta que en el 2005 Kirchner lo echó de su cargo sin aumentar las tarifas de luz, agua, gas y transporte, que seguirían por largos años.

Es cierto que un dólar que subió de $ 18 a $ 41 exigía una actualización para disminuir subsidios para cumplir con el déficit 0 pero cuando el dólar bajó a $ 37, por lo menos el mayorista, y se produjeron aumentos de tarifas promedio del 50%, el resultado lógico es profundizar una recesión que aún no tocó piso; es más, descendió varios escalones. Y así las cosas, al gobierno no le queda otra cosa que lanzar iniciativas sobre inseguridad, transparencia, institucionalidad, corrupción y lucha contra el narcotráfico. Por eso Bonadío no parará de citar empresarios importantes, como hizo con Roberto Urquía, ex senador por el peronismo y dueño de Aceitera General Dehesa y cuñado de Miguel Acevedo, presidente de la UIA, institución que la semana anterior se pronunció contra la política económica, lo que demuestra claramente que el juez Bonadío avanza contra la corrupción pero también «aprieta» a los críticos de Macri y es muy livianito con la familia Macri y los amigos empresarios de Macri como Nicky Caputo y Marcelo Mindlin, a los cuales sorprendentemente no los investiga por las coimas que hubo en las concesiones de electricidad, porque si las hubo en vialidad, obras públicas, hidroeléctricas, peajes y gas, ¿alguien puede creer que no existieron en electricidad? Es cierto que Mindlin fue citado pro Bonadío pero porque su domicilio comercial figuraba como un lugar donde se pagan coimas, pero como en ese edificio había otras empresas, Bonadío le creyó a Mindlin y lo mandó tranquilo a sus empresas, en una clara señal de que hay hijos y entenados.

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