Por Guillermo Cherashny.-

El Presidente de la Nación no tiene paz ni paciencia con sectores importantes de la vida nacional que critican su política económica y así como el domingo fueron las víctimas los economistas liberales con José Luis Espert a la cabeza, fueron criticados en Twitter por Rodrigo Pena, subsecretario de hacienda, retuiteado por Marcos Peña, el jefe de gabinete. Al día siguiente, Cabrera, el ministro de modernización, les dijo a los empresarios de la UIA que se dejen de llorar, después que se dijera que importaron un millón de latas de tomate de Europa, de lo cual Macri y Cabrera le echaron la culpa Techint, empresa que fabrica la hojalata, y también a Arcor, lo que hizo que su principal ejecutivo, Adrián Kaufman Brea, bajará el tono de los decibeles contra el gobierno. Pero lo cierto es que el presidente está «sacado», como dicen los chicos contra los empresarios locales y extranjeros que no invierten como quiere el presidente, que pronosticó una lluvia de inversiones que nunca se produjo y que no parece estar cerca.

También molesta al presidente la inflación -que no puede bajar- y la suba del dólar, que ayer cerró a $ 20,61 después de un día de intervención del BCRA, que no quiere hacerlo pero no le quedará otro camino porque hay mucho dinero en la calle y sigue corriendo atrás del dólar. Y pelearse con los economistas liberales y las principales empresas, lejos de ayudar, agrava la situación.

Share