Por Guillermo Cherashny.-

Este nuevo año Macri muestra en los primeros 20 días de enero de vacaciones pero con una preocupación que no se sabe si el ministro de economía o el presidente del BCRA le dicen la verdad, cual es que la recesión que comenzó el segundo trimestre del año pasado no tiene visos de tocar piso y esta afirmación se puede demostrar con la difusión de los últimos datos del INDEC de noviembre, donde señala que el consumo en los supermercados cayó el 12,4%, en los locales mayoristas el 14,3% y en los shoppings el 16%, lo que contradice lo que aseveraron casi todos los economistas en el sentido de que la recesión tocó piso en octubre. Pero estos números peores de noviembre predicen que en diciembre serán mucho peor. En efecto, el índice al consumidor de la Universidad Di Tella dice que en enero bajó el 15% y configuró el peor de la gestión Macri, con el numero de 1,63% en una escala de 0 a 5, después de la suba de diciembre originada por la estabilidad cambiaria que aún sigue. Pero a fines de diciembre se anunciaron aumentos de gas, luz, agua y transporte que originaron la caída reflejada en el índice de enero y es que ya no le alcanza al gobierno con la estabilidad cambiaria si el consumo se cae a pedazos y las tarifas no paran de subir, originando que la baja de la inflación es una quimera y que difícilmente el gobierno lo logre para las elecciones de este año.

Esta desastrosa situación económica es el origen de las medidas de seguridad que tratan de imitar al presidente Bolsonaro de Brasil y al último DNU sobre extinción de dominio, un reclamo del voto duro de Cambiemos, para el cual la corrupción es más importante, porque ese votante tiene una situación económica holgada que lo salva de la crisis económica.

Así las cosas, es de esperar que casi todos los días Macri haga anuncios que no tengan nada que ver con una economía que no arranca y si con seguridad, corrupción o sobreactuación con la situación venezolana, todos manotazos de ahogado para evadir la cuestión económica.

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